Entrevista con Rubén López & The Diatones
Cuando uno se refiere a Rubén López, no sabe si resaltar su faceta como vocalista de bandas de música jamaicana oldies (Malarians, Los Calaveras, The Peeping Toms), su gracejo como deejay de sound system (Liquidator Sound, BlackUp Sound) o su visceralidad al frente de conjuntos de streetpunk o hardcore (Mal Chance, Secret Army). Y es que si algo podemos destacar del solista madrileño es su autenticidad -como queda patente en la entrevista- y su versatilidad, que le permite amoldarse a prácticamente cualquier estilo. El proyecto que lidera en la actualidad, integrado por buena parte de los componentes de The Kinky CooCoo´s y Flight 404, se preocupa por que el rock steady y el reggae que emite el altavoz se encuentren bien facturados, con un respeto exquisito por los maestros del género y sin más aditivos que las melodías corales respaldando la solvencia vocal de Rubén. ¡¡Nice and easy!!
Corrígeme si me equivoco, pero tu primer iniciativa estrictamente vinculado a la música jamaicana se remonta a tu aparición al frente de Malarians mediada la década de los noventa. ¿Recuerdas cómo se produjo aquella llamada y cuándo pasaste a ser miembro de pleno derecho en la banda? ¿Qué hizo que expirara dicha banda?
Si, efectivamente, sería allá por el año 93. La cuestión es que ellos conocían a un amigo mío que les había montado algún concierto y éste les pasó mi teléfono. Yo en aquel momento no tenía prácticamente experiencia en la música, tocaba en el típico grupillo de amigos y la verdad es que me sorprendió que me llamasen. Begoña ya había entrado en la banda unos meses antes y querían hacer algo con dos veces tipo Maroon Town. Estuve hablando con ellos de camino a su local de ensayo, comentando rollos de música y tal. Yo tenía su primer disco y estaba por aquel entonces empezando a escuchar bastante reggae/ska. Después hice la típica prueba cantando temas suyos con el consiguiente “ya te llamaremos” al final. Supongo que me llevé el puesto no tanto por mis habilidades vocales (las cuales no poseía), sino porque me molaba la música jamaicana. Después, muchos ensayos, mucho aprendizaje, muchos momentos geniales, muchos momentos no tan geniales, muchas giras, un par de discos con un puñado de buenos temas, hasta que llegamos un poco a lo que fue el final del grupo. Supongo que el final del grupo se produjo porque estábamos en una especie de vía muerta en la cual por un lado necesitábamos estar 100% por el grupo, pero lo que el grupo producía no nos llegaba como para vivir de ello plenamente, con sus consiguientes conflictos. Con la perspectiva que da el tiempo, creo que era una locura. Nos íbamos de gira por toda Europa varios meses al año y estuvimos en sitios y nos pasaron cosas increíbles. Era genial para un chaval como yo.
Tras la etapa Malarians, llega el turno de The Peeping Toms, un proyecto de big band de jazz a la jamaicana, sofisticado, preciso y elegante, llamado a alcanzar grandes cotas con el apoyo de una discográfica que por fin cuenta con medios y sin embargo, parece que el conjunto no termina de satisfacer las expectativas creadas a nivel de ventas y repercusión. ¿Tanto os afectó la desaparición del sello Revelde o tampoco era tan pretenciosa esta iniciativa como presupongo?
Con Peeping Toms lo que ocurrió es que hicimos un primer disco genial, con una compañía medianamente seria donde parecía que había medios para promo y este tipo de cosas. Revelde era una subsidiaria de Fonomusic y básicamente lo que ocurrió es que Fonomusic se fue al garete arrastrando con ella a Revelde. Jaime y yo fuimos un día a las oficinas para coger no sé qué y aquello tenía un aspecto terrible, todo vacío como si fuese Sarajevo en plena guerra. Fue un poco cuando las ventas de todo dios empezaron a bajar salvajemente y el juego éste de la música empezó a cambiar radicalmente en España. Después hicimos otro disco y algunas giras y conciertos más. El problema es que yo vivía fuera de España y era muy difícil compaginarnos, aunque vine para algún concierto, poco a poco fuimos perdiendo fuelle. Es una pena porque disfrutaba mucho tocando con ellos y me lo pasaba bastante bien.
Y una vez consumido el ciclo de The Peeping Toms, te trasladas a Barcelona de cara a establecerte allí definitivamente. ¿A qué se debió esta mudanza? ¿Ha satisfecho la ciudad condal las esperanzas que depositaste en ella, tanto en la esfera personal, como musical?
Oh! bueno, eso no es así. Mientras Peeping se iban consumiendo, me fui a vivir a Suecia y estuve allí unos años para finalmente acabar aquí en Barcelona por razones que ahora no vienen al caso. La cuestión es que creo que podría vivir en cualquier lugar del mundo. De momento estoy a gusto aquí, no deposito esperanzas en ciudades, deposito esperanzas en mismo o en gente que me rodea. Como comprenderás, tengo mi vida, que es lo que ocupa la mayor parte de mi tiempo, la música es mi afición y me encanta, pero lo genial de la música es que no tiene barreras, da igual donde estés, en cualquier sitio hay música y en cualquier sitio puedes hacer música. No tengo ningún tipo de expectativas con los proyectos en los que estoy involucrado, así que todo lo que venga me parece genial.
Según nos comentó Sir JJ The Oldian en estas mismas páginas, The Diatones tienen su origen en una velada de borrachera y jolgorio colectivo que derivó en la creación de la banda. ¿Qué concepto o sonido teníais en mente en el momento en que la ideasteis? ¿Qué aporta de distintivo respecto a las ya existentes?
He de decir que Diatones empezaron como una banda que hacía bases para dubplates entre otras cosas. Yo había colaborado con Kinky CooCoo´s o Flight 404, que son básicamente la misma gente que Diatones. Empezamos con la idea de hacer alguna cosa juntos y tal. Al principio algunos temas, pero al final metimos la directa, así que nos hemos juntado con un repertorio de unos 16 temas y tenemos muchas ganas de hacer cosas. Lo que queremos hacer es reggae/rocksteady, aunque estamos abiertos a otras cosas. Intentamos aportar una predominancia vocal con bastantes coros, pero vamos, que no somos nada nuevo, ni vamos a inventar nada. Eso sí, lo que hacemos, lo hacemos bien.
Los dos temas seleccionados para la publicación de vuestro primer single en vinilo llaman particularmente la atención por dos hechos concretos: la apuesta estratégica por la autoedición y por tratarse de sendas versiones, reconducidas en clave de reggae, de los punkrockers Ramones -caso de I Wanna Be Sedated- y los hardcoretas Agnostic Front -Crucified (Iron Cross)-. ¿Podrías explicarnos el porqué de ambas elecciones (autoedición y canciones)?
Escogimos estas dos canciones porque nos parecía divertido coger un par de temas que sean de un rollo totalmente diferente y adaptarlas a nuestro terreno. Respecto a la otra cuestión, nosotros no lo tomamos como una producción ni nada, sino más bien como una carta de presentación para la gente que está muy dentro del rollo. Esto es más minoritario que los campeonatos de peonza y, bueno, es un poco para esos diehard fans del reggae clásico que les mola el vinilo. Ahora estamos preparando nuestro larga duración, sacar un single no es rentable pero si divertido, así que por eso creamos lo de Double7. Como con todo, con esto tampoco tenemos ninguna pretensión más que la de divertirnos y hacer lo que queramos sin agobios.
Han sido contadas las ocasiones en que hemos tenido ocasión de contemplar en escena a The Diatones. ¿Se prevé que la autoedición del single os abra nuevas puertas? ¿Es viable y previsible la realización de una gira de ámbito estatal?
No creo que el single nos abra ninguna puerta más que la de darnos a conocer a la gente dentro del reducto del rollo jamaicano clásico. Hasta que no saquemos el larga duración, supongo que no nos pondremos a hacer alguna gira por Europa y cosas así. De momento, hemos tocado unas 5 veces por Catalunya, pero la verdad es que no queremos tocar por tocar, nos tiene que interesar de alguna forma. Desde luego no vamos a ir a tocar sólo por los gastos, a no ser que nos merezca la pena o nos apetezca por otra cuestión. Somos selectivos y no tenemos que demostrarle nada a nadie.
No sé si a ti te ocurre lo mismo, pero a mí personalmente me hastía escuchar periódicamente lo agotado y crítico de la situación que atraviesa el panorama oldies en este país, cuando ha sido en los últimos tiempos en los que hemos visto artistas que jamás elucubrábamos en ver (Pat Kelly, The Pioneers, Susan Cadogan…), han aflorado bandas que reproducen fielmente los estilos originales (Soweto, The Kinky CooCoo´s, The Upsttemians, Red Soul Community…), seguidores acérrimos que adquieren vinilo con frecuencia, portales y webs “ad hoc” en internet… ¿De dónde entonces tanto lamento?
Creo que lo vemos de forma diferente. Ninguna banda de reggae/ska vive medianamente de ello y casi ninguna sale de por aquí. Hay mucho potencial, pero el potencial sin infraestructura no es nada. Muchos promotores pierden dinero constantemente organizando festivales y conciertos. Esto va a oleadas, no hay algo firme. Para mi gusto es que no hay una conciliación entre los estilos más modernos y los más clásicos, son como dos mundos, ahora la pasta y el público están en el dancehall/roots… El problema es que, salvo una minoría, un sector no tiene constancia del otro. Lo que quiero decir es que la gente debería de ser más abierta de orejas y dejarse de militancias absurdas. Los dancehalleros ir a más eventos «oldies» y viceversa. Supongo que depende de cada ciudad, pero estamos a años luz de Centro Europa.
Es sabido que a tu militancia en Black Up Sound y The Diatones, se suma tu contribución a Secret Army, el terceto streetpunk barcelonés, de idéntico modo a cuando simultaneaste Malarians o The Peeping Toms con la banda de hardcore Mal Chance. ¿Se trata de una forma de oxigenar la mente o tu verdadera vocación fue la de gestar una banda dirigida a canalizar la rabia de la clase obrera hacia el statu quo segregacionista y la degradación de sus condiciones de vida?
Oh vaya! qué pregunta tan curiosa. Todo lo que hago, lo hago sin ninguna vocación, de una forma personal y nunca me he sentido dentro de ninguna clase ni colectivo social. Me considero un ciudadano del mundo, aunque no me gusta Manu Chao. Y bueno, todo lo que hago, lo hago siempre con ilusión y ganas, pero siempre intento expresar mi punto de vista. No me gustan nada los clichés, ni los tópicos. Todo ese rollo de ser la voz de una generación o de lo que sea, no va mucho conmigo.
Si hay que encontrar un denominador común a los proyectos en los que has intervenido hasta la fecha es que siempre te has mostrado tal y como eres, sin necesidad de hacer concesiones de cara al mercado o adoptar el rol de un personaje –como ocurre con buena parte de los cantantes jamaicanos, por cierto-. En el supuesto de que llegase una discográfica potente cargada con un buen maletín de billetes verdes que ofrecerte o vieras una posibilidad real de vivir de la música en otro estilo, ¿aceptarías alguna de sus sugerencias o seguirás perteneciendo al reducto de militantes incorruptibles de los sonidos añejos jamaicanos?
Créeme, hago un montón de cosas. No me considero un militante de nada. Yo que sé, sinceramente no creo que sea relevante lo que yo hiciese o dejase de hacer. Nuestra música es para todo aquel que la quiera escuchar y disfrutar de ella. La música es algo que sucede en la vida, el dinero es algo que sucede también en la vida y te puede hacer incluso sonreír por un momento, pero te puedo asegurar que cuando estás en la pista de baile y la línea de bajo se te mete en el pecho, en ese preciso momento, todo pierde su relevancia.
Texto: Larry ACR
Vía: A Little Beat