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Sugar & Spice: Everything is in balance

Enviado por el 2 marzo, 2011 – 20:59No Comment

“All things balance out. We teach we learn. This world is like a school ground. People wonder why bad things happen. How do you expect to know good if you have never experienced bad? It requires one to know the other. Everything is in balance” – Shung Lung

Todo está en completo equilibrio. No debemos temer a nada. Me repetía una y otra vez Shung Lung, un hombre de las colinas cercanas a Kingston; cantante, compositor, campesino y por encima de todo, un guerrero. De esta forma se definía el gran Shung Lung, lo último no entendía bien porque lo decía, pero me lo hizo saber más adelante.

Me pregunto cómo un hombre que ha vivido de primera mano los tormentosos años ’70 de la isla, podía seguir diciéndome que todo es balance, pero tenía la confianza en llegar a entenderlo, al igual que muchas otras cosas.

Se ve todo tan diferente desde occidente, ya puedes haber leído mil y un libros, escuchado reggae desde temprana edad, tener un Sound pero una vez llegas allí, todo es nuevo, creías saberlo todo pero realmente te das cuenta que no sabes absolutamente nada.

Avanzamos calle abajo, Shung Lung no deja de hablar, lleva mi bolso a cuestas, no permite que yo cargue con el peso y quiere que el paseo por el downtown se me haga llevadero. Ya me había avisado que sería una tarde densa y larga, pero que entendería muchas cosas de las que había oído hablar durante tanto tiempo.

La primera parada obligatoria para recargar energía es Eden Restaurant en Central Plaza 24, un pequeño restaurante vegetariano  muy concurrido por artistas de todos los tiempos. Te puedes encontrar tanto a Brigadier Jerry como a Busy Signal haciendo cola para comprar una sabrosa patty y luego, si se tercia, tener un momento de charla incluso una invitación a alguno de los muchos estudios que se encuentran en Kingston 10.

Pero nosotros teníamos mucho trabajo que hacer aquel día, así que decidimos continuar nuestro camino después de disfrutar de una deliciosa ackee patty (empanadilla hecha de ackee, la fruta nacional de Jamaica que una vez cocinada su textura, color y sabor es similar a la de los huevos revueltos) y un refrescante callaloo juice (zumo de una planta de hoja verde que cuando se cocina es muy similar a las espinacas).

El bullicio de las calles es asombroso, la suciedad de las calles visible y la pobreza de la mayoría de transeúntes evidente. Cientos de vendedores de todo tipo de artículos intentan convencerte de que lo suyo es lo mejor, pero para mí eso no es ninguna novedad, de tratos y regateos ya sabemos mucho los españoles. Seguimos andando sin parar, como si de una misión se tratara.

Una vez en King Street, puedo sentir que las calles hablan por sí solas. Éstas, repletas de pequeños comercios y de peluquerías ambulantes en las que se respira una mezcla extraña de arte y cotilleo, confirman que Jamaica es el país donde la gente habla más alto. Doy fe de ello.

Sin darnos cuenta,  ya tenemos un pie en Orange Street, para unos la cuna de la música jamaicana, para otros, entre ellos Ken Boothe, donde realmente nació todo fue en Trench Town. The Wailing Souls, Massive Dread, Bob Marley, Bunny Livingston, Delroy Wilson, Joe Higgs, Lord Tanamo, Jimmy Tucker, Alton Ellis, Heptones y muchos más, hicieron de este distrito un lugar de encuentro, un lugar donde soñar despierto. Trench Town era la vía de escape para muchos , donde a pesar de los múltiples disturbios, la demolición de Sixth y Seven Street, los cambios electorales, la declaración de estado de emergencia, la guerra entre Arnett Gardens y Rema, la masacre de Green Bay en Enero de 1978, huelgas y manifestaciones contra el FMI, limpiezas étnicas, asesinatos, etc. era mayormente donde se cocieron los grandes temas que dieron  la vuelta al mundo y darían a conocer la pequeña isla caribeña, la que para muchos aún cuesta situar en el mapa.

“Eran tiempos en los que los músicos jamaicanos teníamos mucho que contar al mundo. Con nuestras letras pretendíamos dar a conocer al resto, nuestra situación. Jamaica, necesitaba un cambio urgente” – Shung Lung.

Si había algún culpable, ese era la clase política. Segregaba al pueblo, imponía sus propias leyes, aterrorizaba a los más pobres y engañaba hasta a los más listos. Los Rastas eran perseguidos por la policía, les humillaban, les cortaban el pelo y los enviaban a prisión por posesión de ganja aunque fuera poca la cantidad.

Contradictoriamente, ya desde los años cincuenta, la producción de ganja de la comunidad del Pinnacle, propiedad de un hombre de negocios libanés, exportaba toneladas de marihuana ayudado por policías y aduaneros  corruptos. Pero la situación iba más allá, sus beneficios generaban fortunas rápidas y alimentaban otros tráficos ilegales, como el de las armas. Cuando la guerra se instaló en Trench  Town, en 1976, gran parte del armamento fue financiado por el tráfico de marihuana.

“Jah would never give the power to a baldhead

Run come crucify the dread

Time alone. Oh time will tell

You think you are in heaven but you are living in hell”.

Time will tell. Bob Marley

Hablar de música jamaicana es hablar de Trench Town. No se entendería el mensaje de sus canciones si no se conoce la historia de la isla. Sería como intentar leer un mapa sin consultar la leyenda (en términos cartográficos, aquellos símbolos explicativos que se encuentran en el lateral del  propio mapa).

El sol es abrasador, la polución de la ciudad se filtra por cada uno de mis poros y Shung Lung no deja de hablar de esos tiempos pasados que han marcado el ritmo del país. Un ritmo que hoy en día ya no se sabe por dónde hay que cogerlo. Un tema del que hablamos durante el viaje a Port Antonio, atravesando valles, colinas frondosas, curvas sin fin y surcos en la carretera por doquier.

El aire fresco de Portland nos da un respiro. Sentada en la minivan conducida por un camicace, cierro los ojos e imagino al gran guerrero Shung Lung batallando contra babylon. Está sentado a mi lado, cansado pero sin bajar la guardia reposa su mano en mi hombro. Lejos de Kingston, las cosas parecen más fáciles. Me siento tan agradecida y afortunada por tenerle conmigo que al no encontrar palabras, prefiero responderle con el silencio. Love is the answer!

Texto: Thunda
Vía: sugarandspice.reggae-blog.net

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