Reggae por Japón. Barcelona
Aunque es posible que huela un poco a jabón, resulta imprescindible agradecer y felicitar a Roots & Vibes por haber conseguido traer por primera vez a este endeudado país al grandísimo John Holt.
Tarea difícil la de los promotores a quienes cuesta dios y ayuda conseguir recompensas morales y materiales que satisfagan su enorme esfuerzo.
Por una vez la lucha obtuvo un precioso premio.
Varios afortunados de los presentes ya habían tenido el placer de contemplar al señor Holt en la pasada edición del festival Garance pero para la mayoría era la noche donde aprobarían una asignatura muy pendiente.
Casi todas las fuerzas vivas del Reggae barcelonés se dieron cita en este concierto benéfico por Japón que prometía emociones fuertes y que no defraudó prácticamente a nadie.
John Holt es un artista único, de lo mejor que ha dado la isla que parió la Reggae music, de los que ya no quedan. Un finísimo estilista que ha enamorado a generaciones con su canto armónico, sutil y delicioso.
Estaba por ver si esas cualidades seguían intactas después de casi cincuenta años en la brecha. No hizo falta mucho tiempo para darse cuenta que sus cuerdas vocales seguían a gran altura. El milagro estaba consumado. Sólo quedaba disfrutar.
Hay poquísimos artistas (Holt encabeza la lista) capaces de sobreponerse a problemas tan serios como estar respaldado por una banda algo justita que tuvo en el teclista su peor enemigo o carecer de unos coros (benditos The Paragons) que le ayudaran en sus divinas canciones. Don Juan puede con eso y mucho más. Su presencia, carisma y su timbre inigualable hicieron desaparecer de un plumazo esos puntos de tono grisáceo.
Si este mundo que mal poblamos tuviera una cierta lógica no debería existir ningún terrestre que no se emocionara al escuchar composiciones tan maravillosas como “A Love I Can Feel”, con la que abrió el concierto, “Stealing, Stealing”, “Ali Baba”, “Strange Things” y muchas más de un fondo de armario donde no cabe lo vulgar o las medianías.
Holt concibió un show en el que predominó el Roots por encima de las baladas más azucaradas, aquellas en las que las cuerdas son imprescindibles y mostró su faceta más batalladora que encajaba mejor con el estilo de la banda, luciéndose en “Police In Helicopter” y sobre todo en una “Tribal War” apoteósica.
También hubo tiempo para peticiones del oyente y se sacó de la chistera un conejo en forma de canto “a capella”, impresionando con “Doctor Love”, “Help Me Make It Trough The Night” y “Mr.Bojangles”, trío que encajó con “On The Beach”. De traca.
Terminó con “The Tide Is High” y se despidió habiendo dejado una huella imborrable en el escenario del Apolo barcelonés.
Cantante irrepetible. Artista mayor.
No sólo de John Holt vivió el concierto benéfico, también se unieron al acto solidario, Andrew Tosh, Green Valley y un puñado de esforzados Sounds y cantantes de la escena nacional.
El hijo del gran guerrero se deja escuchar porque su padre fue muy grande. Se parece en lo físico y su voz se asemeja a la del creador de “Legalize It” pero no resiste comparación alguna con su progenitor.
Las canciones de Peter son profundas, concienciadas, cautivadoras y esas virtudes no se reflejan en un artista falto de “punch” y profundidad emocional. Le pone voluntad y no chirria en exceso pero a estas alturas de carrera su talento debería haber explotado mucho más porque con esos genes no dudamos que tenga una pizca. Seguiremos esperando.
Sea como fuere, “los paraísos perdidos de Jamaica” (copyright de Carlos Monty) nos iluminaron el espíritu una vez más.
Texto: Barracuda
Fotos: Xavi Guillamon (Papa Dick – Soundsystem FM)