Don Carlos & Dub Vision Band. Barcelona
Luchar contra dos gigantes como son un domingo por la tarde y un partido del Barça aunque éste no sea precisamente crucial, deviene siempre en derrota asegurada. Ni los titanes pueden con ello.
Así pues la primera visita de Don Carlos a Barcelona, se saldó con un tímido fracaso de público pero con un notable triunfo artístico. Ése que se perdieron los que optaron por el “pack” cervecita, palomitas y sofá en lugar de disfrutar de un singular artista. La pereza induce muchas veces al fracaso.
No creemos engañar a nadie al afirmar que a pesar de ser uno de los fundadores de Black Uhuru y de poseer una discografía estimable, el de Kingston nunca ha sido un primerísimo espada en esto del sonido jamaicano, pero vistas sus prestaciones actuales que dejarían en calzoncillos a más de dos, constatamos que lo que se cocía antaño tenía mejor aroma y sabor que muchos de los platos indigestos actuales.
Elegante, simpático, con voz cuidadísima, se metió a sus seguidores en el bolsillo en un santiamén.
Empezó a elevar su figura, ya de por si enorme, con una primorosa lectura de “Dice Cup” y se transformó como si fuera Gulliver en Liliput en las esplendorosas “Johnny Big Mouth” y “Tomorrow Is Another Day”.
“Oh Girl” no la llevaba en el repertorio pero la cantó “A Capella” a petición de un entusiasta espectador. El recuerdo de su época en Black Uhuru fue para la tremenda “Who’s Coming To Dinner”, donde puso en su sitio a Michael Rose, estupendo cantante pero muy pagado de sí mismo y en evidentes horas bajas.
La Dub Vision Band, formación británica que le acompañó, se mostró apelmazada en un principio para ir mejorando al transcurrir del show. Faltos de soltura en algunas fases consiguieron su mejor entendimiento con el jamaicano en “Lazer Beam” que a la postre se erigió en lo mejor de la noche. El espíritu jazzístico de la banda relució en un colofón de estilo reggae-swing que dejó entrever que quizás sean más aptos para otros menesteres.
Para el final quedaron entre otras un fenomenal “cover” de “Every Day Is Just a Holiday”, la maravilla creada por The Sensations y una potente “Satta Massagana», vitoreada como de costumbre.
Los 80, una década insulsa tanto en el cine como en lo musical que muchos en el empeño de desenterrar lo imposible y no inventar, resucitan constantemente. Unos años que en el campo de la reggae-music nació un germen nuevo que iría asentándose con mayor o menor fortuna. Uno de sus representantes se dejó caer tras largo tiempo de espera para demostrar que no todo fue sombrío en aquella época y que su mejor cosecha aún sigue viva. Con ustedes el señor Carlos, Don Carlos.
Próximo destino: David Hinds.
Texto: Barracuda
Fotos: Xavi Guillamon (Papa Dick / Soundsystem FM)