The Wailers en Barcelona
Sold out! No hay billetes! Entrades exhaurides!
Los promotores se frotan las manos. Vamos por el buen camino, piensan.
Más tarde reflexionan. ¿Es un show de The Wailers un concierto de reggae al uso? Definitivamente no.
Bob Marley es el único artista jamaicano que gusta tanto a un fanático del Reggae como a un fan de Pink Floyd o un luchador de Sumo.
Nadie se extrañe pues que el público asistente fuera de lo más variopinto. Desde mozos ávidos de los viejos sonidos jamaicanos, pasando por maduros/as en su enésimo intento de seguir siendo jóvenes, hasta llegar al ser más impresentable que uno ha visto moverse: aquel que cubre su cabeza con una gorra de lana de la que cuelgan dreadlocks artificiales. Como diría El Gran Combo de Puerto Rico: “Pa’ fuera pa’ la calle”.
Situados ya en harina musical, hay que volver a destacar el sensacional sonido que brotó de los altavoces de la Sala Bikini. Limpio, potente sin excesos, equilibrado, fino. Rallando la perfección.
En ese cómodo colchón se manejó a las mil maravillas Aston «Family Man» Barret que sigue exhibiendo esa línea de bajo característica e inigualable. El legendario bajista, Ernest “Zet” Williams a la batería y su hijo Aston Jr. a los teclados formaron un trío demoledor en el que se asentó el sonido de la banda. A la guitarra un nada histriónico Chizzy Chisholm y detrás de una torre de teclados el veterano Keith Sterling que abusó un poco de aquel pesado sonido que no hizo precisamente famosos los años 80.
Sustituir a Bob Marley como cantante es imposible. Algunos de sus relevos lo imitan más, otros menos pero las comparaciones son altamente odiosas. Ése ha sido uno de los grandes problemas que han tenido los Wailers desde que se quedaron huérfanos.
Para su nueva gira han optado por dos voces principales que se alternaron en los temas. El invento no ha salido mal. Buenas prestaciones de Dwayne “Danglin” Anglin (excelente en la versión acústica de “Time Will Tell”) y no tanto Barrington “Coolant” Brown quien daba más la impresión de querer ir al hotel que transmitir el mensaje del amigo “Nesta”.
No hubo novedades en un repertorio destinado al gran público.
Se dejaron en el camerino “One Love” en una sabia decisión, bordaron la denostada pero enérgica y regocijante “Could You Be Love y no se olvidaron de las inevitables “Redemption Song” o “No woman No Cry”.
En el apartado de “rarities” (es un decir) “Who The Cap Fit”, “Running Away” y “Punky Reggae Party. Tres soberbias canciones inmarchitables.
Nadie se fue insatisfecho. Sabían a lo que iban y les ofrecieron lo que deseaban.
Los análisis concienzudos los dejamos para otro día.
PD: No confundir los Wailers de Aston Barrett con los Original Wailers de Al Anderson y Junior Marvin, la otra escisión de la banda.
Texto: Barracuda
Fotos: Xavi Guillamon