S.O.S Jamaica
No te preguntes que puede hacer Jamaica por ti, preguntate que puedes hacer tu por Jamaica.
Terminé asqueado con la sucia campaña de la FELGTB para boicotear la gira de Sizzla por Europa y la incomprensión general sobre la supuesta homofobia de los jamaicanos. Para colmo, había acabado una vez más con mis existencias de Appleton, así que decidí volver a los orígenes. Como los pioneros a finales de los 50, me refugié en Nueva Orleans buscando la inspiración de mis paraísos perdidos, gracias a la fantástica serie de la HBO “Treme” (con los guionistas y muchos de los actores de “The Wire”). No hay nada como un espejo, aunque sea tan criollo, para ver la realidad caribeña, y de pronto, lo entendí. No somos nosotros los que podemos imponerles cómo deben cambiar, sólo podemos aspirar a entender y ayudarles a entender sin imponer nuestras convicciones.
Así que después de una indigestión de gumbo caliente, cangrejos picantes y cerveza Dixie hasta vomitar en Bourbon St., como en el juego de la oca, paso de una ciudad de los mil pecados a otra, de una forma de maravillosa bohemia luchando por sobrevivir tras la especulación que dejó el Katrina, a otra que no ha conocido más forma de vida que la lucha diaria por la supervivencia: West Kingston.
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