Sr Wilson en Barcelona
En tiempos en que el pueblo llano apenas puede comprar una piruleta de fresa, conseguir sacar un disco al mercado y encima de reggae, más que una osadía parece un milagro.
El temerario se hace llamar Sr Wilson y el suceso, irregular pero lleno de gracia y frescura, Good Man Style.
Échenle una mirada a la bonita portada del disco y podrán observar a un tipo sonriente con cara de buena persona. Esa peculiaridad es parte ineludible para entender el porqué de su éxito y la empatía que logra en cada una de sus actuaciones.
Quien haya seguido un poco su trayectoria que empezó en Valencia en 2006, se habrá percatado que su evolución como artista se ha sustentado principalmente en sus dotes como “entertainer”. Porque Wilson tiene, además de habilidad cantora, una presencia escénica irreprochable que encandila a su público desde el primer segundo. Trabaja bien la escena y su magnífica conexión con músicos y colaboradores se hace terriblemente contagiosa.
En su presentación barcelonesa se hizo acompañar de la Freedom Street Band, la herencia de aquellos benditos Ranking Soldiers que ha cogido el testigo con una fiabilidad y categoría incuestionables.
La banda que sigue teniendo como baluarte esencial a Pau Checa desde la batería, igual le da pelearse con un tema Roots, con un Ska o algo más moderno, las prestaciones son valiosas sea cual sea el estilo.
Por buscar alguna objeción, algún guitarrazo desmedido que no empañó una buena noche. Hay “backing band” para rato.
“Chatty Chatty”, tema que encabeza el álbum y con la que empezó el concierto, podría ser perfectamente un éxito en las radios generalistas, tiene un estribillo que se pega y se mueve en un agradable registro New Roots que no dudo que la encumbraría en lo alto de alguna lista. Desgraciadamente será difícil que lo consiga, su mensaje es políticamente incorrecto y eso no estimula a unas emisoras que sólo se atreven con híbridos del tipo Macaco. Ojalá esté equivocado.
En su show, Wilson se explayó en nuevas creaciones destinadas a la crítica política como “Burn Dem”, a la loa de la hierba sagrada, “Gimme Sinsemina” y logró un momento muy emotivo al acordarse de los amigos desaparecidos en “Forget Me Not”.
Llegó al final agotado de voz pero con arrestos suficientes para cantar su último tema “a capella”. Un bonito regalo y una demostración de profesionalidad.
En el apartado de colaboraciones, el indispensable Irie Souljah a los coros y también interpretando una canción de su cosecha, “Real People”.
Este chico cada día lo hace mejor.
Aprovechando un momento “Dub Wise”, apareció por el extremo y un tanto acelerado el eterno Benjammin, pero cuajó. Siempre apunto, siempre alegre, siempre convincente.
Javi Krueger y Dekan apoyaron al Sr Wilson en “Cambio de Mentalidad” y consiguieron uno de los mejores instantes de la noche. Dancehall y Hip Hop abrazados en perfecta armonía.
Consideraciones finales:
La escuela en la que quiere reflejarse Wilson, es excelente pero la huella que le ha quedado de artistas como Tenor Saw o Nitty Gritty, es a ratos demasiado marcada.
No está en su intención ser clon de nadie, aunque resulta inevitable la comparación con sus maestros.
Tampoco le ayuda excesivamente el perenne latiguillo que utiliza cuando habla al personal o presenta sus temas. El “Si” que esgrime para terminar frases, el “Seen” o el “You Know” en versión anglosajona, desvirtúa un tanto el intento de hacer de su discurso algo personal.
No es un pecado querer parecerse a los que te amamantaron musicalmente pero le ayudaría en su mejora que apareciera más su algo escondida personalidad. El día que ésta aflore totalmente, estaremos ante un artista mayor.
El presente es bonito. El futuro lo será mucho más.
Texto: Barracuda
Fotos: Albert Blacksad