El sonido de un gran artista que ha reconectado con su fuente de inspiración.

¿Alguna vez ha sonado alguien tan agradable como Jimmy Cliff mientras expresaba sus preocupaciones por el estado en el que se encuentra el mundo? La estrella del reggae, ahora de 64 años, suena más socialmente involucrado que nunca en esta colección, compuesta sobre todo por temas propios que visitan el terreno de sus mayores éxitos de los 60 y 70.

Lo que podría haber trascendido como un contexto en el que un artista, ya mayor, persigue glorias pasadas con desesperación, en su lugar triunfa como una reconexión vibrante con aquello que lo hizo grande en el comienzo. Negarse a modernizar la fusión distintiva de reggae, pop y soul ha sido una decisión astuta por parte de Cliff y su productor, el líder de Rancid, Tim Armstrong.

Los arreglos, limpios y sin sobrecargas, siguen la línea del material conocido y memorable con el que Cliff se hizo un nombre y gran parte de los temas de este disco están a la altura de sus mejores trabajos.

El artista mantiene una calidad vocal tremenda, completamente implicado en un proyecto que claramente lo significa todo para él. Rebirth es un aviso urgente sobre el estado del planeta.
Aun así, nunca suena demasiado severo. Ni cuando señala la avaricia de las corporaciones y apoya el movimiento Occupy en Children’s Bread, ni cuando reza desde el corazón por las familias afectadas por la recesión en Cry No More. En su lugar, la pureza y elegancia de las que reviste estos himnos de protesta universal compensan de sobra el ocasional fallo lírico.

Por tanto, aunque letras como “Rebel, rebel, rebel, take it to the next level” pequen de vaguedad – una llamada al sinsentido – la esencia de la actuación de Cliff tiene más importancia a la hora de transmitir que ningún significado literal.

Es por esta razón que un tema como World Upside Down – básicamente una secuela del éxito exultante de 1969 Wonderful World, Beautiful People – no suena tan trivial como lo haría en manos de prácticamente cualquier otro artista. Incluso cuando se abre paso en su fichero de rimas para pronunciarse contra todo, desde calamidades ecológicas hasta la simple vanidad, Cliff sin duda cree en cada palabra.

El título de este delicioso disco no es un alarde sin función: es el sonido de un gran artista que ha vuelto a conectar con su fuente de inspiración.

Texto: Paul Whitelaw. Traducción: 4theVibe | tracinglanguage.com

vía: http://www.bbc.co.uk/music/reviews/5pb6