No sé qué tiene este festival, pero a 1 kilómetro de la puerta ya se oye el rugido del león. Sorprendela nueva disposición de las áreas del festival, Rototom es más espacioso y sonoro que nunca. La estética y el sonido de esta edición significativa marcan las dos décadas que lleva latiendo el corazón del festival de reggae más conocido del mundo. Las calles, llenas de arte. One Love. Me paso el día explorando rincones, releyendo una y otra vez los carteles. “Dormir, lo justo. Esta semana no pienso perderme nada”. En pleno huracán de decisiones impulsivas, me llama la atención African Village. Es la misma África – arquitectura original de paja y barro, piezas de decoración africana y djembes del taller de percusión que acaba de terminar. Mi afán de verlo todo se desvanece; aquí es donde quiero estar. La medianoche da rienda suelta al espíritu africano real: después de un espectáculo mágico de música y baile, comienza la discoteca al más puro estilo africano, presentada este año por primera vez en Rototom. Ahora sí, estoy en África. Esta área, una de las más longevas del festival, transmite toda la riqueza que el continente vecino guarda tras sus fronteras en forma de gastronomía, filosofía y ritmo. Como dijo Brigadier en 2011, “We think Africa is far, but it’s not. We are all Africa”. Quienquiera que venga al African Village entenderá por qué: allí es donde comienza la vida.

texto: Staša M Božić

Foto: Luca Valenta. Rototom 2013

vía: http://www.rototomsunsplash.com/es