En esta ocasión no tuvo la culpa el fútbol, un largo puente o una tormenta repentina, la flojísima entrada que mostró la Sala Plataforma en la presentación de The Sound, el último trabajo de Pressure Buss Pipe, debe ser achacada a otras circunstancias. Que el personal, sobre todo el más joven, no dispone de un euro para frivolidades, es un hecho evidente. Tampoco el Plataforma es un local habitual para los reggae-menesteres, a pesar de estar situado en la misma calle que el famoso Apolo. ¿Desinformación? La promoción fue más que suficiente y no originó la escasa afluencia. Sumémosle que Pressure no es un figurón y encontrarán la respuesta al porqué el local parecía más un solar deshabitado que una sala de conciertos. ¿Sólo eso? Uno cree honestamente que hay más factores a tener en cuenta. Parece que sólo funcionan los conciertos de artistas consagrados (no todos) y los que están de moda. Los demás sufren lo indecible para conseguir actuaciones y hablar de llenos es una utopía. Pressure, artista mínimamente consolidado y de más calidad que otros que se pasean por los escenarios con más pena que gloria, no mereció ese ninguneo ni tampoco Rhythm & Flow. Los impetuosos e incansables promotores merecen y precisan más apoyo. Por empeño no será. El motivo real del desinterés o la desmotivación por no asistir a los conciertos es una incógnita y cada cual tendrá el suyo, por esos caminos no entraremos, aunque la desazón se impregnó en el cuerpo de más de uno.

No existe peor tortura para un artista que motivarse para cantar ante cuatro gatos, aún así, Pressure y su selector I-Grade Dub, le echaron agallas, profesionalidad y se esforzaron como si delante tuvieran a más de mil personas. Arriba y abajo sin decaer en el desánimo, el de Saint Thomas, desgranó lo mejor de su repertorio: se explayó con su gran éxito Love & Affection, en una versión exuberante, luciéndose también en All I Want, Touch You, Bless My Soul o en las más recientes Virgin Islands Nice o Just Like That, canciones con la suficiente categoría para volver a ponerle en órbita.

La originalidad no es su mayor virtud y en un gran escenario acompañado de una potente “backing band” ha pinchado en más de una ocasión, pero en distancias cortas se crece y brilla con un canto modulado, fresco y de enorme consistencia. No le recuerdo una nota desafinada y, situados en el terreno del que estamos hablando, no es nada baladí.

No pasamos por buenos momentos económicos (acabo de descubrir la sopa de ajo) y la desmotivación es máxima, pero si no queremos que el negocio se derrumbe y nos quedemos sin conciertos vale la pena hacer un pequeño esfuerzo a favor de la música que todos amamos.

No se trata de presionar a nadie, desde esta página sólo pretendemos dar un soplo de estimulación para que todos podamos seguir disfrutando de conciertos tan cojonudos como el de Pressure Buss Pipe.

Artistas, promotores, la música y el reggae en particular necesitan nuestro pequeño empujón, el que los de las altas esferas le han negado desde siempre.

Texto: Barracuda

Fotos: Laia Buira  LaiaBuiraFoto, Flikr,