«Eterno Jimmy» presentación Trash an´Ready Festival en Razzmatazz 2 de Barcelona
Trasladar a Jimmy Cliff de la Sala grande del Razzmatazz a la 2 puede ser síntoma de varias cosas: El precio de las entradas (25 euros), el alud de festivales veraniegos o el poco interés de volver a encontrarse con un artista que a pesar de haber sacado material nuevo hace dos años, quizás esté demasiado visto. Uno piensa que tan sólo con la actuación de Green Valley se hubiera llenado la sala, lo cual, sin querer desmerecer a la prometedora banda, da mucho en que pensar. Doctores tiene la iglesia y tertulianos en masa para aclarar estos asuntos que siempre nos hacen perder unas líneas de un artículo que está para otros menesteres. Y entre ellos, el que conmocionó a la parroquia que debatía sin parar al final del concierto, si Cliff había desafinado o no. En el fragor de la batalla musical no lo pareció en exceso, tal fue el ímpetu del artista, así como el buen hacer de la Sun Power Band quienes lo arroparon de manera magistral, pero vistos posteriormente algunos videos, es evidente que falló en demasía tanto en el registro agudo como en el bajo.
El que no chuta no marca y Cliff morirá intentando cantar como lo ha hecho siempre, quizás debería mesurar sus fuerzas y darse cuenta de que su voz ya no aguanta según qué notas, perdiendo calidad en su desafío, pero achacarle esto a alguien que lo ha sido todo es un error que no debería cometerse. Su entrega, sus bailes y su pasión por lo que hace le perdonan todos sus deslices. Porque hablando de desafinar, mejor que no empecemos a citar nombres porque no acabaríamos.
Olvidando este tramo crítico y centrándonos en el repertorio y en la fiesta en sí, el show fue un goce de principio a fin. Escuchamos Reggae-Funk del mejor con We All Are One, Ska primerizo como el de King Of Kings, incunables tipo Harder They Come, Many Rivers to Cross, I Can See Clearly Now o Wild World. Cantó un par de piezas de Rebirth (2012), Rebel Rebel y World Upside Down, utilizó Reggae Night para el desmadre de los presentes y terminó en tono Nyahbingi con un Bongo Man bañado de los Ríos de Babilonia, algo más que emocionante. También interpretó Hakuna Matata; mejor olvidamos el percance.
Ataviados con un imposible y evidentemente llamativo atuendo egipcio, a The Sun Power Band y a Jimmy Cliff les faltó espacio para poder desplegar un espectáculo que dará mucho más de sí en un escenario de dimensiones más grandes como por ejemplo el del próximo Rototom. Allí estaremos para explicarles si sigue desafinando o le han bajado un par de tonos como sugería más de uno. Los baje o no, seguir disfrutando de sus saltos y los giros de su estilizado cuerpo, más que un placer, será una obligación. Eterno Jimmy.
Texto: Barracuda
Fotografia: Violeta Palazón