Ky- Mani Marley se entrega en la Apolo de Barcelona
Podemos comprender el hastío del apellido Marley y que provoque rechazo (a uno se lo produce), la continua entrega de premios a los hijos de Bob sin merecerlos, pero de aquí a que la parroquia habitual de los conciertos de reggae ignore a uno de sus vástagos más simpáticos y destacados, van un par de pueblos. Y en éstas estamos, discreta entrada que salvaron los turistas y aquellos que aún tienen al mítico apellido como un icono ineludible.
Que una banda jamaicana comience el un show con una pieza del estilo de The Final Countdown de Europe, no debería provocarnos a estas alturas ningún infarto. Es bien sabido que grupos tan destacados como Morgan Heritage tienen a Van Halen de ídolo, así que escuchar las estridencias del guitarra solista mientras mueve sus Dreadlocks del mismo modo que un componente de cualquier grupo de Heavy Metal es tan normal como una bailarina vistiendo tutú. No se asusten ustedes, no todo discurrió por ruidosos derroteros, la banda que acompañó a Ky-Mani Marley tiene oficio y ofreció un sonido compacto, profesional y contundente. Los guitarristas, un mundo del que queda mucho por descubrir, comen aparte. Una hermosa y eficiente corista, apoyó con musicalidad a un Ky-Mani quien a medida que avanzó el concierto fue mejorando el tono de su voz a la que, al principio, pareció sobrarle un par de caliqueños. Ky-Mani nos había sorprendido en anteriores espectáculos con piezas poco habituales del repertorio de su padre, en el caso que nos ocupa no fue así exactamente y los aires de Legend flotaron y flotaron en la sala barcelonesa. Con todo, una versión sentida de Concrete Jungle, un Redemption Song musicalizado y el rompe caderas Could You Be Love, óptimamente ejecutado, dieron nuevas alas a un repertorio cansino, no por su evidente calidad y carisma, si no por la poca originalidad que representa volver a interpretarlo por enésima vez. Aquí quizás radique el motivo (no demasiado justificado) de la ausencia de un público que anhela nuevas emociones. Ky-Mani debería ahondar en su repertorio más ecléctico, aquel que utiliza el R’n’B (Get High), el que cruza Dancehall con Hip Hop (Armed & Dangerous), la originalidad compositiva de Warriors o las nuevas ideas rítmicas de A Yah We Deh, compartida en estudio con I Octane. Por no hablar de la estupenda Rasta Love, a dúo con Protoje o aquella memorable e irrepetible Equality que bordó hace unos años con Afu-Ra, desgraciadamente olvidadas en algún cajón.
Repasados los defectos, a Ky-Mani no se le puede reprochar su entrega, ganas de agradar, el buen tono interpretativo general y su nada endiosado ego, lo que le proporciona una empatía generalizada que induce al disfrute sin divagar en demasía en esos errores apuntados.
Mucho más entretenido que alguno de sus hermanos, a Ky-Mani Marley no hay que perderlo de vista, seguirá en la brecha y sorprenderá cuando menos lo esperemos.
Texto: Barracuda
Foto: Sergi Panizo