Antes de entrar en materia “musical”, es imposible no mencionar y felicitar a la crew de King Horror que se apuntaron un gigantesco éxito al conseguir llenar hasta reventar la sala Almo2bar del barcelonés barrio de Gracia dejando en la calle a un centenar de personas. Su idea de traer a la emergente estrella del Dancehall jamaicano Popcaan, que está presentando su primer álbum Where We Come From (2014), era un riesgo que saldaron con un triunfo resonante, aplastando gustos, susceptibilidades y prejuicios varios. Por una noche Barcelona pareció no estar muerta.

Un ser querido y algo quisquilloso me pide una crónica carnal alejada de mis habituales veleidades armónicas. Otro, no menos apreciado, me advierte que no caiga en el error de criticar a un artista de Dancehall por el hecho de desafinar, “¡qué sería de ellos si no lo hicieran!”, puntualiza. Uno que no nació hace tres días sabía que no iba a encontrarse un concierto de Rocksteady sino más bien algo destinado a mover el trasero, les puedo asegurar que no me lastimé haciéndolo, pero bastantes si se dislocaron y de eso se trataba, Esperar cantos celestiales o simetrías melódicas en un concierto de Popcaan, es como querer que el resultado de sumar dos y dos sea cinco, eso no sucederá nunca y además no es necesario. Alguno que no pudo acudir a la cita quería que entrevistara a su estilista, sorprendido por sus chocantes peinados, siento decir que no pude contactar con él, en cualquier caso, esa noche prescindió de la permanente y cubrió su pelo con una capucha resguardando sus ojos con gafas de sol, costumbre que no por habitual sigue sin gustarme. Una lástima, la visión de sus peinados puede llegar a evitar el consumo de estupefacientes con el consiguiente ahorro de monises.

A un amante de las canciones construidas de estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, le cuesta adaptarse a las compuestas prácticamente por dos compases, provocadores de la algarabía del público, y que no tienen ningún otro desarrollo que volver a ellos para enardecer a los presentes. Situados en esta tesitura, el artista se esmerará en estar a tope en esos momentos singulares sin importarle si en el resto de la canción no está a la altura. Es evidente que este estilo está sujeto a la monotonía pero también provoca “subidones” de adrenalina que contabilizan en positivo para el éxito del Show. Dejémonos pues de banalidades y asistamos al espectáculo que representa observar los saltos y el sudor que ocasionan, nos hará olvidar las inexistentes sutilezas.

Popcaan desgranó con ganas duros pelotazos: Clean, Only Man She Want, Dream o Unrealy Rave y también dio un buen repaso a su reciente grabación con temas destinados al éxito inmediato como Hold On, The System, Where We Come From o Everything Nice. Un repertorio fogoso.

Sin tapujos. El mundo en el que vive y desarrolla su “arte” Popcaan me interesa más bien poco, sin embargo no vende gato por liebre, se toma su trabajo con profesionalidad y hace vibrar a sus seguidores mientras otros muchos, montados en un estrellato ficticio creado únicamente para llenar arcas, practican el arte del tocomocho engatusando al personal con confeti y serpentinas. Popcaan, gustará más o menos pero en apariencia desprende sinceridad, lo que no es poco para los tiempos que corren. No es un artista mayor, le falta fuelle y su personalidad no está muy acentuada, pero a la hora de hacer mover las caderas y excitar a los bailadores (también tuvimos una porción light de Daggering) se las pinta solo. Aquellos que no pudieron entrar quedaron afligidos porque los de dentro se lo pasaron “pipa”. Al Dancehall lo que es del Dancehall.

Texto: Barracuda

Foto: Laia Buira laiabuira.com  flickr