Tokyo Ska Paradise Orchestra: la juventud de toda una generación rude
Los gustos y las tendencias, en la escena ska como en la reggae o cualquier otra, siempre llegan más a unas generaciones que a otras. Algunas de estas “modas” a veces son tan potentes que sientes que te han acompañado durante una etapa de tu vida. Y finalmente, a veces sucede que un solo grupo supone todo lo anterior.
Tokyo Ska Paradise Orchestra. El nombre no es corto, pero el pasado martes 21 de Julio la Sala Apolo de Barcelona estaba repleta gente con pinta de saber muy bien y desde hace tiempo quienes son y qué suponen. Desde 1985, esta banda japonesa ha sido uno de los sonidos más influyentes, sobre todo durante los años 90, tanto en la escena nacional japonesa como en el movimiento ska de todo el mundo.
Lo verdaderamente impactante fue observar como esta banda influyó en el recuerdo musical de la juventud de tantas barcelonesas y barceloneses. No fue una noche para adolescentes, sino de oídos veteranos con ganas de revivir la juventud. La impaciencia los cinco minutos antes del inicio y la inmensa ovación tras su aparición fueron las primeras pruebas de ello. Muchos han crecido con Tokyo Ska Paradise Orchestra, y todos ellos fueron a demostrarlo.
No es difícil entender como Tokyo Ska han llegado donde están. Su fórmula es infalible. Nueve músicos con la típica precisión técnica japonesa, armonías potentes dignas de Big Band y un auténtico show sobre el escenario basado en la coordinación y la aleatoriedad en las bromas. Uno de los saxofonistas se dejó la piel para presentar al grupo en catalán, ganándose así el afecto de toda la sala (su cara reflejó más esfuerzo que en el más complicado de sus solos).
Sonaron temas archiconocidos como la versión ska de la banda sonora de The Godfather, One Step Beyond de los Madness,e incluso referencias al 54-45 de Toots The Maytals o el Can Cande Offenbach versión ska.
También sorprendieron a la audiencia con temas como una versión dub de Sunny de Bobby Hebb (con el bajo distorsionado durante un dubwise inesperado) o la versión reaggae de Eres, de los latinoamericanos Café Tacuba. Se movieron del Soul al Rock’n’Roll, pasando por el Funk y el Blues, sin perder el toque jamaicano (ni su elegante ropa estilo rude).
Pero el gran regalo fueron sus temas más enérgicos, que la gente recibió con una explosión de aplausos y coros, como Ska Me Crazy, Pride of Lions o Down Beat Stomp. Inolvidable la propina: Tetris.
En resumen, aunque a los miembros de la banda les empieza a delatar la edad, el público parecía sentirse eternamente joven. Fue una noche para abrir el baúl de los recuerdos de toda una generación de rude-boys y rude-girls, que le regalaron la noche a su “yo” del pasado y lo sacaron a bailar hasta quedar saciados de ese ska tan simple y tan despreocupado, pero tan elegante y perfecto a la vez.
Texto: Miquel Pérez Terrón
Fotos: Gemma Ferreón