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Sugar & Spice: Primer contacto

Enviado por el 23 enero, 2011 – 20:42No Comment

Aristóteles “Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura, es la victoria sobre uno mismo”.

Avanzo hacia mi propia victoria cansada de oír lamentos de los demás y míos propios. Construyendo barreras imaginables, pero no reales, me propongo alcanzarla.

Dejo todo atrás para empezar una nueva etapa en mi vida. Después de luchar durante unos años para conseguir las metas fijadas y  que mi sueño empezara a crear forma, llega el momento. Me dirijo hacia Jamaica. Un cúmulo de sensaciones se mezcla entre sí, pasando desde el más puro estado de euforia al más crudo estado de terror. Sin billete de vuelta marcado, me sumerjo en el mundo que siempre había soñado. Pero realmente… ¿Será como espero? ¿Encontraré lo que busco? ¿Qué busco?

Todo esto dará igual una vez ponga un pie en la isla. Desde el primer momento sabía que allí todo iría a una velocidad diferente, lento para unas cosas y muy rápido para muchas otras.

Después de vagar por distintos puntos de la isla, el camino me lleva hacia su  costa oeste. Una de las más turísticas pero en las que se puede disfrutar de una playas paradisíacas y de conciertos por menos de 10 US$. Allí se encuentran  alojamientos  que van desde el hotel todo incluido, hasta al Guest House por menos de 8 US$ la noche. El ambiente es totalmente turístico y las noches están hechas para  los visitantes y los cientos de Rent a Dread que van a ofrecer sus servicios a las buscadoras de amor caribeño.

A parte de los Rent a Dread  y los turistas, Negril tiene fama por ser la capital de los conciertos de Reggae en la isla. Son habituales en temporada alta y durante todo el año en los fines de semana. Los locales por excelencia de sus noches son,  Bamboo y Alfred’s Ocean Palace. Se encuentran anclados en la misma playa y por las noches se convierten en escenario de las actuaciones de grandes figuras como John Holt, Gregory Isaacs,  Yellowman, Cornell  Campbell, Sugar Minott o Junior Murvin, entre otros. Acompañados de bandas que a veces no están a la altura de tan alto nivel vocal. Hacen lo que pueden para contentar al turista y seguir demostrando al mundo que aún son capaces de emocionar, y lo hacen adaptándose a todas las circunstancias, sea cual sea la nacionalidad la generación a la que pertenezca el público.

La lástima es, que tanto en Negril como en el resto de la isla, la mayoría  de los nuevos artistas se han olvidado por completo del mensaje de “Peace & Love” que tanto trabajo les costó divulgar a las generaciones anteriores. Se han olvidado de lo que costaba grabar un álbum y de las dificultades que encontraban para que éste llegara a alguna parte. Se han olvidado de la humildad. Se han olvidado de educar la voz y ensayar con la banda. Los vinilos, cada vez más, sólo forman parte de la mitología. Llegó la era de “usar y tirar” pues la mayoría de los nuevos discos, no tienen ningún recorrido.

A veces asusta tanta sobreactuación de parte de los artistas y gente de a pie. Algunos dicen ser primos hermanos de las estrellas, después se acerca el de los collares que te cuenta una historia inacabable; más tarde la señora de las frutas frescas a servirte a pie de playa y no nos olvidemos del “upcoming artist” que viene a vender sus maquetas a precio de oro, diciéndote con descaro que te está haciendo un precio de amigo. No faltan los de las langostas con salsa Jerk que mientras te van embaucando ya te han soplado 20 US$ por una y así un largo etcétera.

Será que hay gustos para todo y que realmente hay gente que le gusta que le bailen Calypso mientras le sacan los ojos, yo tenía claro que no había venido por esto, aunque en pocos días llegué a entender a la perfección el porqué de todo el círculo de vendedores y buscavidas creado en los puntos turísticos de la isla. Ellos no engañan a nadie, sino que son los despistados los que  se dejan engañar.

Pero para no encontrarte con todo este embolado turístico, hace falta indagar y adentrarse en el verdadero pueblo. Formar parte de la gente. Aceptar su forma de hacer las cosas y ser aceptado al mismo tiempo, tarea difícil, pues muchos llegan allí queriendo imponer sus normas sin antes seguir los tres pasos inquebrantables: “ver, oír y callar” para así aprender y luego poder actuar con respeto y personalidad.

Jamaica, es muy diferente dependiendo de los ojos que la miren. Para muchos es un infierno y para otros el paraíso. Desde dentro, todo se ve diferente. Los días se hacen largos, cada uno es diferente a otro y no existe la monotonía. No hay tiempo para aburrirse porque para muchos jamaicanos, cada día es un nuevo reto para buscarse la vida y llevar algo que comer a sus casas. Aún así, la música no deja de sonar, los Dancehall se llenan y las alabanzas al Todopoderoso no cesan.

Es tan contradictorio todo… El paraíso dentro de un infierno un infierno dentro del paraíso. El espíritu sobreviviendo como puede a la oleada Dancehall, los jamaicanos compartiendo sus playas con turistas que siguen actuando como colonos disfrutando de los grandes y devastadores Resorts que explotan al pueblo jamaicano, ya que la mayor parte del dinero de éstos va directamente hacia Canadá, USA, España y Rusia.

Me niego a tirar la toalla. Ahora sé que no busco nada. Sé que andaba confundida. Todo llega en su preciso momento y no se debe buscar nada sino ser encontrado. Ahora entiendo a cuando decía “Time is the master”.

Dejarse llevar es la clave para conseguir realizar tus sueños, aunque es imprescindible una cosa: estar despierto.

Dedicado a Oswald y Berni, que compartieron mi primer viaje a la isla. Por todos esos buenos y malos momentos que compartimos y que siempre formarán parte de nuestros recuerdos. Por las horas que invertimos en buscar caracolas en las playas y pintar madera tallada para poder sacar algo de dinero y alargar al máximo nuestra estancia.

Aún recuerdo el olor a colorante alimenticio, disolvente y betún de zapatos.

One love

Texto y fotos: Thunda
Vía: sugarandspice.reggae-blog.net

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