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Stephen Marley en Barcelona

Enviado por el 20 junio, 2012 – 13:15No Comment

Ser hijo de una leyenda artística puede tener dos consecuencias: la comparación continúa con el antecesor que casi siempre es odiosa y negativa los réditos positivos (medio trabajo hecho) que ello conlleva.

En el caso de Stephen Marley es incuestionable que la herencia musical recibida le ha abierto unas puertas que en otros casos estarían cerradas a cal y canto.

No es que el hijo de Bob y Rita sea un mal artista, no será tan arriesgado como pero está a la altura de Ky-Many y mira por encima del hombro al sosísimo Ziggy, lo que sucede es que si en lugar de Marley se llamara Jiménez o Carrington le sería más difícil llenar recinto tras recinto.

El rastro dejado por el amigo “Nesta” es un filón que han aprovechado esposa, hijos, amigos y promotores que observan felices como al mentar su famoso apellido, los irreductibles fans acuden prestos como abejas a un panal de rica miel.

Situados estamos, sala repleta, ambiente de gala, se apagan las luces y comienza la función.

El primer impacto lo produce una banda que suena como un tiro pero en la que sólo encontramos una cara conocida, la de Erica Newell, destacada corista de amplia trayectoria. Jóvenes músicos que se proponen desmontar en un “plis-plas” la teoría de que las bandas europeas suenan mejor que las jamaicanas. Cierto es que cada vez quedan menos músicos de relumbrón en la isla pero cuando los que se reúnen  son de nivel y se lo toman en serio, aún van por delante unos cuantos kilómetros.

Aparece Stephen Marley, suelto, fresco y preparado, agarra el micro y como no podía ser de otra manera el aliento de su padre asoma desde el primer instante por sus cuerdas vocales. El reencuentro está servido, ahora toca saber si el repertorio se basará en sus propias creaciones en el habitual popurrí de éxitos de su progenitor. Nadie duda que los viejos “hits” llegarán pero Main Control (2007) y mayormente Revelation Part 1: The Roots Of Life (2011), ocupan el mayor tiempo del espectáculo.

“Break Us Apart”, “Can’t Keep I Down y la estimable “No Cigarette Smoking (In My Room), forman un trío que resalta los mejores valores de su último trabajo que se complementa con una sentida relectura de “The Chapel”.

El artista que al parecer se muestra algo arrogante entre bastidores, se toma un respiro para dar minutos a dos nuevos valores.

Bien que se lo podía haber ahorrado porque los patrocinados, Jasmin Karma, una  rubia australiana de canto meloso y su hijo , un Mc tan verde como un campo de alfalfa que desperdicia su ocasión en “Traffic Jam”, son más una rémora que una aportación de aire fresco.

En su retorno a la pista, entonará la ristra de viejas canciones que le reportarán las mejores ovaciones de la noche.

Una algo acelerada “Jamming”, “Could You Be Love” y para finalizar, “One Love”. Insólito, ¿no creen?

Una mente inocente me susurra al oído: Podría hacer una versión de “Small Axe”. Si, si, le contesto y cuando salgamos veremos burros volando.

Y es que señores, en un tiempo en el que algún desaprensivo le pone grosella a los mojitos y esencia de kiwi a los gin tonics, esperar que se  ambicione forzar la máquina imaginativa del cerebro, es más que una dificultad, es una utopía.

Texto: Barracuda
Fotos: Laia Buira

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