La duda persiste. ¿Seguirán tocando The Skatalites cuando Lester Sterling  deje de  soplar su saxo alto? En principio no lo parece, el único elemento original que queda de la mítica banda es el que da sentido al proyecto y sin él, el golpe puede ser demasiado bajo. A la encantadora Doreen los años empiezan a pesarle y el gancho de presentarlos cómo los supervivientes de una época irrepetible empieza a ser engañoso. Aún así, vistas las prestaciones musicales de su último concierto en Barcelona, se me antoja una solución:

¿Por qué no seguir a modo de homenaje con un nombre similar?  Andrae Murchison, Travis Antoine y Zem Audu, son tan buenos tocando los metales que sería una pena perderlos de vista. El repertorio tiene tanta calidad que nadie se cansará nunca de escucharlo. Se le pueden ir añadiendo pequeños cambios aunque el edificio con otro letrero no tiene porque derrumbarse del todo. La fórmula no está agotada ni mucho menos, la sala prácticamente se llenó y el público gozó hasta el éxtasis en una actuación redonda, la última de la gira en la que están celebrando su 50 aniversario, lo hicieron gastando todo el talento que atesoran, tanto las leyendas como los más jóvenes.

Observar las caras de felicidad de los entregados espectadores fue un nuevo regalo para la vista y el alma, el retorno a la música interpretada sin trucos, a pelo, sincera, arrebatadora, jazz con la quinta marcha puesta. No les cansaré con los títulos que fueron más o menos los de siempre: Freedoom Sounds, Latin Goes Ska, Rock Fort Rock, Guns of Navarone (más fresca que en otras ocasiones) o Phoenix City. Junto a ellas el habitual y delicado “set” de Miss Shaffer y una versión del Take Five de Dave Brubeck, en la que destaparon las mejores esencias de la pasión por un estilo, el Jazz, máximo inspirador de su trabajo. Una majestuosa celebración para una banda que debería ser inmortal. Si alguno de nuestros lectores está de acuerdo en que deberían seguir aunque fuera con otro alias o seudónimo, pueden dar su opinión. ¿Skatalites Revisited? Poco inspirado. Ustedes lo harán mejor.

Lo de A-4 Reggae Orchestra, empieza a coger forma y un color importante. Subirse al escenario del Apolo era una prueba de fuego y salieron más que airosos del reto. Roger Villanueva, esta vez desde la batería, (nuestro amigo es un multiusos), dirigió a una banda cada vez más sólida con pericia, sorprendiendo a los que no los conocían y reafirmando su aptitud a sus seguidores habituales que ya son unos cuantos.

Entre sus éxitos más conocidos, las  versiones de Star Wars y Perfidia, colocaron unas bonitas Lágrimas Negras, la siempre vibrante Mustang Sally o My Girl, nueva demostración de la amplia paleta de sonidos por donde se mueven Roger y sus competentes colegas. Quizás a Sexual Healing le faltó algo de delicadeza, jugar a Marvin Gaye es un suicidio para cualquiera, pero incluirla en el repertorio demuestra que si hablamos de  agallas les ganan pocos. Su EP está fabricado, para su larga duración deberían incluir temas elaborados a partir de su propia imaginación, la creatividad es imprescindible para su asentamiento definitivo. Aquí los espero con ansia.

Próxima parada: Protoje. Se lo contaremos lo mejor que podamos.

Texto: Barracuda

Fotos: Laia Buira laiabuira.com  flickr