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La poeta jamaicana Opal Palmer Adisa nos habla de connotaciones colonialistas y patriarcales en el país del reggae.

Enviado por el 27 noviembre, 2015 – 16:00One Comment

opal1Nuestra colaboradora Elisa Serna Martínez nos trae este interesante artículo en el que tenemos el placer de entrevistar a la poeta jamaicana Opal Palmer Adisa. Elisa actualemente desarrolla su tesis doctoral en torno a la trayectoria literaria y artística de esta autora y quién mejor que ella para transmitirnos el mensaje de su obra.

La carismática escritora jamaicana Opal Palmer Adisa visita España dentro del marco de la IV Espiral Poética por el Mundo, celebrado el pasado 7 de noviembre en Yaiza, Lanzarote. Tras ofrecer una conferencia sobre las temáticas e impacto social de las poetas caribeñas principalmente anglosajonas, Adisa presentó Selected Poems / Poemas Escogidos (Caribbean Visual & Performing Arts, 2015) una breve antología bilingüe de versos para lectores en español.

 

Adisa, escritora comprometida, poeta womanista, agitadora de conciencias, dramaturga y performer, es además una eminente profesora de escritura creativa en el California College of the Arts. Natural de Jamaica, ha vivido gran parte de su vida adulta en Estados Unidos, aunque en la actualidad se reparte el año trabajando entre California y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.  Con los pies bien puestos en diferentes partes del mundo, la voz de Adisa, cual machete, atraviesa historias períféricas y las coloca en el centro de la sala. múltiples voces desafían la herencia cultural colonial que se respira dentro y fuera del Caribe, adoptando una conciencia postcolonial y de género que es clave en su obra.

 

Con alrededor de catorce obras publicadas, entre las que cabe destacar las colecciones de poesía Tamarind and Mango Women (1992), I Name Me Name (2009), 4-headed woman (2013) y las novelas It Begins with Tears (1997) y Painting Away Regrets (2011), Adisa refleja en su obra aspectos de la cosmología africana que muy a menudo ayudan a intuir paralelismos entre las no tan diferentes culturas de la diáspora africana. La presencia de universos paralelos, uno terrenal y otro espiritual, se reparten el protagonismo en novelas, cuya forma y contenidos podrían adherirse a las del realismo mágico.  De este modo, se puede apreciar en sus textos una homogénea conjunción de elementos filosóficos, religiosos, míticos, culturales y psicológicos que definen a la perfección el carácter sincrético del pueblo caribeño.

 

En su novela coral It Begins with Tears (1997), Adisa ahonda en el empoderamiento individual femenino y en su capacidad para transformar la realidad socio-política que lo circunda, desestabilizando nociones sobre modernidad y progreso. Su principal interés está en el potencial sexual y espiritual de las mujeres protagonistas, cuyos perfiles están delineados según algunas deidades de la mitología Yorubá, aunque también introduce elementos de la tradición judeo-cristiana, ambas muy presentes en la vida rural jamaicana.

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Como escritora, Adisa trabaja conscientemente en la creación de un imaginario cultural que desafía las fronteras geográficas establecidas. En su novela Painting Away Regrets (2011) el personaje principal es una joven Jamaicana que emigra a los Estados Unidos. En medio de una realidad donde ser negro ya no es ser mayoría, se observa como las propias tradiciones, el lenguaje, la comida y la familia, se encuentran impresas en lo más sutil y humano del indivíduo, y cómo dichas tradiciones acercan también a los sujetos pertenecientes a ese gran grupo transnacional que denominamos la diáspora Africana.

 

El lenguaje de Adisa se enriquece con reminiscencias de la cultura africana, entre los que cabe destacar la presencia de la musicalidad y la tradición oral, que se refleja en versos voluptuosos, y en el uso del inglés criollo, local y colorido, frente al gris y enajenante impuesto por la metrópolis.  También Adisa rescata las experiencias pasadas y presentes de la mujer negra y las reescribe para desechar el cliché de víctima que tradicionalmente se le ha adjudicado. A través de toda su obra, Adisa insiste en revalorizar a la mujer en su legítima función de traer vidas a este mundo. Frente a las políticas ejercidas sobre el cuerpo desde el poder centralizado que enajena a indivíduos, la autora reclama el eroticismo y la maternidad como fuentes de creatividad merecedoras de un gran respeto y admiración.

 

 

¿Cuál es el uso de  «Bumbu Clat» en Jamaica y cuáles son tus reivindicaciones en tu poema del mismo título? En concreto hay una estrofa sobre Anansi que quisiera que nos explicaras:

 

 

a no ser que vayas de anansista

no podrás engañar a la serpiente

para triunfar

pero bumba como verbo

crea un espacio

humillante

 

(Adisa y Serna-Martínez, Selected Poems/Poemas Escogidos, 2015: 191)

 

 

En Jamaica «bumboclat» es una palabrota, un insulto. De hecho hoy día un policía podría arrestarte por usar esta palabra. Pero la palabra viene de «bumbo» y «cloth» , cuyos orígenes y significados exploro en el poema. Antes de que existieran las compresas, las mujeres usaban trapos durante su menstruación. Esta frase, sacada de su contexto, vino a significar una palabrota. Creo que esto tiene que ver con el patriarcado y la misoginia. Mi intención era rescatar la palabra como fuente de vida, mirando hacia el potencial de la mujer, hacia secretos. Porque el hecho es que cuando las mujeres lavaban estos trapos llenos de sangre, se hacía de forma escondida, y los ponían a secar cubriéndolos, como si se tratara de un secreto. De hecho muchas caribeñas vienen de tradiciones africanas, donde existían sociedades secretas de mujeres. Y esto es parte de lo que quiero reivindicar, quiero que esta palabra no se utilice más como si fuera un simple trapo de sangre, y quiero que la gente entienda que este uso denigra a las mujeres y a una parte importante de lo que somos; sangramos, sí, y esto significa que podemos crear vida. Así que ¿por qué negarlo?

 

En cuanto a Anansi, el cuento de la araña que se trajo al Caribe; en un principio se consideraba a Anansi una mujer, y resulta que ahora es un hombre. Lo que trato de hacer es reapropiar, o neutralizar la especificidad de género de Anansi, de modo que Anansi pueda ser la tía Anansi, o Anansi el hombre. En la tradición oral caribeña se dice que Anansi es el guardián de los cuentos, quien consiguió, engañando a la serpiente, rescatar estas historias y llevarlas de África al Caribe. Lo que me interesa demandar es que las mujeres necesitan volver a ser Anansi, recuperar su poder, que tiene que ver con su sangre, con su menstruación, con su capacidad para dar vida. Y a partir de este espacio que empieza en el cuerpo, conseguimos restaurar un lugar adecuado para poder continuar alimentando y reproduciendo. Y no sólo a nuestros hijos, sino también a nosotras mismas y a nuestro mundo.

 

Hay una canción de Peter Tosh que se titula «Oh Bumbo Klaat». En ella Tosh parece estar reivindicando un uso más positivo de la frase para su gente:

 

 

                  Una noche un espíritu maligno me retuvo

No pude hacer ni un solo ruido

Jah me dijo ‘Hijo, usa la palabra’

Y ahora soy tan libre como un pájaro

Oh bumbo klaat, oh ras klat

 

                        («Oh Bumbo Klaat» en Wanted Dread & Alive. 1981, Rolling Stones Records2)

 

No me queda claro cual era la intención de Tosh, ni si en el fondo era consciente de la etimología de las palabras, los procesos por los cuales esta expresion se ha convertido en un insulto y todo lo que tú sí que exploras en tu poema. ¿Cómo interpretas esta canción?

 

He escuchado con detenimiento esta canción de Peter Tosh, Bumbo Klaat, y estoy segura de que no está reforzando esta palabra desde una perspectiva feminista. De hecho, dado el sexismo y la visión negativa de las mujeres y su menstruación que sostienen muchas sectas rastafaris, te puedo asegurar que no es éste el caso. Para los rastafaris las mujeres con la regla están contaminadas y ni siquiera se les permite cocinar para ellos durante este periodo. Ésta es desde luego una creencia errónea, en parte basada en el viejo testamento de la religión judeo-cristiana de la que los rastafaris toman algunos de principios.

 

Dicho esto, Tosh habría sido un adelantado a su tiempo si estuviera reclamando la importancia y la sacralidad del «trapo de sangre» de una mujer, que es lo que la palabra significa si miras a orígenes. El hecho de que la palabra y el término hayan acabado siendo un insulto, que incluso creo que sigue existiendo en los libros de leyes de Jamaica – es decir que se puede arrestar a alguien y encarcelarlo por pronunciar tal palabra en público – dice mucho sobre el nivel de desaveniencias y temores que existen en Jamaica sobre las mujeres y su menstruación. De hecho, existen rumores sobre la creencia  de que una mujer puede «sujetar» a un hombre – hacer que un hombre esté obligado a ella – si le pone un poco de su sangre menstrual en la comida. Existe una enorme aprensión y un tabú en torno a la regla de las mujeres. Fue al conocer esta historia, y al darme cuenta de que hay algo de verdad en el potencial de la menstruación de las mujeres, cuando me lancé a investigar sobre esta palabra y después a escribir el poema.

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La canción de Tosh que lleva el mismo nombre, aunque esté escrita diferente, va de recuperar la palabra por la fuerza que tiene. Se trata de la peor palabra que puedes usar para insultar a alguien, sobretodo si un hombre se la dice a otro hombre. En términos legales, si lo estima el juez, puede conllevar la máxima pena y tiempo en prisión. Esto es de lo que Tosh habla en su letra, diciendo que dada la opresión, social, política y económica de Jamaica, él tiene derecho a usar esta palabra y poder expresar su frustración, rabia e indignación sobre estas condiciones, pero no examina su potencial sexual.

 

Mi investigación se centra exclusivamente en la denigración de género hacia las mújeres y a esta importante función femenina que en otros tiempos estuvo ligada a sociedades secretas y al poder de las mujeres. Mi poema trata de recuperar, de restaurar las sensibilidades femeninas positivas, honrando la palabra y la función de la menstruación de las mujeres.

 

¿Cómo entiendes «leggoism»?

 

Parte de la resistencia de Jamaica tiene que ver con «leggoism». Cuando decimos «leggo» hablamos de «let go», de soltar las riendas. No sólo en lo referente al carnaval o a festejar, sino que también queremos decir que no nos pararán. Ésta es de hecho la actitud de resistencia por la cual Jamaica es conocida en todo el mundo. No solo por su reggae, sino por el espíritu de su gente que se niega a ser reprimida, que dice, «voy a ocuparme de mis asuntos». Lo que pasa, en mi opinión, es que esta actitud también nos ha hecho recular, hasta hacernos tocar el otro extremo en el cual, tal como se ve en la sociedad jamaicana actual, cada cual está yendo a lo suyo, y hay muy poca adhesión a la ley y al respeto mútuo, lo que impide que el cambio pueda producirse de una forma más transformadora y  edificante. En mis poemas uso «leggo» en ambos sentidos, por un lado lo utilizo para hablar de la resistencia de las mujeres, pero también entiendo que podría irse al otro extremo. Así que es una palabra muy potente, «we leggo, we gwan do wah we want, yuh nuh gwan stop us» («nos soltamos, hacemos lo que queremos, no nos vas a parar»). En el contexto de revolución social y cultural para mi es muy importante, pero cuando la cosa se pone en plan «me abandono, hago lo que me viene en gana» y todo eso, ya no creo que nos haga tanto bien. Esta palabra por así decirlo tiene dos significados, por un lado es positivo y alentador, y por el otro lado nos refrena porque ya no tenemos control.

 

 

En occidente admiramos la música reggae y el dancehall, e inevitablemente nos apropiamos de muchas manifestaciones de esta rica cultura ¿Cómo podríamos consumir el Caribe de una forma más ética?

 

Esta pregunta es pero que muy importante, ya que hablamos de pasar del colonialismo al neocolonialismo o a la independencia. Desde una perspectiva de independencia y autodeterminación, creo que es fantástico que a muchos norteamericanos y europeos les encante la cultura jamaicana, nuestra música y todo lo demás. Pero si tanto te gusta algo, también lo respetas y respetas al artista, y a menudo muchos artistas jamaicanos no reciben ningún tipo de recompensa económica por su cultura. Se está vendiendo su cultura por ahí y todos sacan tajada de esto y nosotros no. Una forma ética de proceder sería, sí por supuesto, celebremos Jamaica, pero asegurémosnos de que parte de las ganancias que otros artistas no jamaicanos consiguen se repartan equitativamente y se reconozca a la comunidad de artistas jamaicanos. También creo que es importante que la gente entienda que la cultura jamaicana en su contexto histórico va de supervivencia, va de retención, va de autodeterminación. Y es necesario entender esto y llegar a esta cultura desde este punto de vista, y no como algo que está ahí y que puedes tomar y usar sin más. Para mí lo que es más importante es que los europeos y norteamericanos que visiten Jamaica o cualquier otro rincón del Caribe y beban de esta cultura, entiendan que éso es lo que nos mantuvo vivos, lo que mantuvo nuestra humanidad, y que ésto necesita ser entendido, respetado y tratado con delicadeza. Alguien que no conoce nuestra cultura no debería apropiársela sin pedir permiso, sin asegurarse de que entiende lo que está haciendo con ella a la hora de transmitirla.

 

En tu reciente y potentísimo poema «Yo-hembra» denuncias el mal uso del cuerpo de la mujer negra, en la última estrofa dices:

 

 

yo-hembra

yo-mujer

porque me sale del coño

con mi batty rider puesto

perreando en la pista

que no me vengan a joder

 

(Adisa y Serna-Martínez, Selected Poems/Poemas Escogidos, 2015: 34)

 

¿Cuál es para tí el papel de la mujer del dancehall en Jamaica y por extensión en el resto del mundo?

 

El desarrollo de este poema es bastante interesante porque empiezo hablando de la esclavitud, y una de las formas de la esclavitud que se nos impuso es que nuestros cuerpos no nos pertenecían. Se nos ponía en venta como si fueramos ganado. Se forzaba a las mujeres, no eran dueñas de cuerpos ni de sus hijos. El poema emprende este periplo hasta llegar al dancehall, el cual muchas personas, incluyendo a algunas que están dentro del dancehall, no me parece que lo entiendan. Para mi el dancehall representa a las mujeres jamaicanas en concreto, que dicen, «este es mi cuerpo y voy a hacer lo que me dé la gana con él» y para mí este paso es importante, teniendo en cuenta que hasta hace más bien poco tu cuerpo no te pertenecía. Hoy puede que vengan a decirte que estás denigrando tu cuerpo, pero no importa, es tuyo y lo usas como más te plazca. Las mujeres en la esclavitud han estado tan sexualizadas que en mi opinión el dancehall también encaja en esta sexualización y para mí lo que es interesante es que cuando estas mujeres van con esas ropas sexis y mínimas y salen ahí a bailar, están bailando para ellas mismas, y no buscan que los hombres vengan a tocarlas y cosas por el estilo, sino que piensan «aquí estoy bailando, puedes mirarme, pero no me puedes tener, a menos que yo quiera». Se trata de un paso hacia el empoderamiento. Las mujeres del dancehall me parece que han sabido reclamar su cuerpo, colocando esa mirada sexual a su favor. Así que en este poema lo que quiero decir, en el contexto actual, y teniendo en cuenta la historia  de las mujeres negras, desde la travesía del Atlántico hasta el siglo XXI, es que ahora estas mujeres tienen poder absoluto sobre su cuerpo y su sexualidad, y esto se materializa en su forma de vestir, con un batty rider, que es un mínimo mini short, en su forma de bailar y perrear, de seducir, sin que esto signifique que ellos tengan derecho alguno sobre ellas o su cuerpo. El viaje del poema describe esta inmensa transformación que va desde una desposesión absoluta del cuerpo hasta el empoderamiento del mismo, y es en esta evolución donde reside la fuerza del poema.

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En cuanto al dancehall que se practica fuera del Caribe, pienso que debería de hablarse más sobre ello. Carolyn Cooper, que en mi opinión es la figura más elocuente en estos temas, plantea constantemente este aspecto del dancehall. Creo que muchas de las mujeres y jovencitas que practican dancehall no tienen una conciencia política de lo que están haciendo, y en consecuencia es más fácil promover el abuso sexual en estos ambientes. La clave está en educar y compartir. Existen desde luego miembros del dancehall que entienden de qué va y lo saben expresar. Me consta que existen mujeres que promueven este conocimiento, que establecen una declaración de intenciones y promueven esos límites y claman «este es mi cuerpo, y ningún hombre tiene derecho a malversarlo o abusarlo y voy a hacer con mi cuerpo lo que quiera, y si quiero ser sexi y vestir ajustada, estoy en mi derecho».

 

En la antología Wheel and Come Again, en la que se establecen las conexiones entre el reggae y la poesía, uno de tus poemas incluídos dice así:

 

Babylon refuse

him wuk

cuase him dreadlocks

 

(Adisa, «Ethiopia Unda a Jamaican Mango Tree» en Wheel and Come Again, Ed. K. Dawes, 1998: 27)

 

¿Cuales son los tipos de prejuicios ante un dreadlock y un rasta man?

 

Es muy interesante, porque está la perspectiva jamaicana por un lado y luego las otras. Este poema es como de hace unos treina años, creo que es uno de mis primeos poemas publicados, que también apareció en el periódico Gleaner en Jamaica. Cuando me crié en Jamaica, los rastafaris eran marginales, el sector de la sociedad más pobre, sin apenas educación, y también eran los artistas. Pero la clase media de Jamaica nunca ha valorado, ni entendido o aceptado a los rastafaris. Con la figura de y su música es cuando por primera vez se les valora. Muchas de las personas que elegían ser rastafaris no podían conseguir trabajo en los ambientes tradicionales en Jamaica, nadie les iba a contratar. Por eso digo eso de que Babylon no les da trabajo por ser «dreadlocks», aún cuando tuvieran capacidades para el puesto y estuvieran formados. Recuerdo que conocí a un joven jamaicano que había ido a Estados Unidos a formarse para ser piloto y cuando regresó a Jamaica para trabajar, los de Jamaican Airlines rechazaron su candidatura. De lo que hablo es de lo cerrados que somos a la hora de juzgar a la gente por su aspecto, de nuestra forma de excluir de la sociedad a quienes no se ajustaban a la norma. La sociedad jamaicana, que proviene de un régimen colonial británico, siempre ha tenido una concienca de clase muy aguda, y los rastafaris estaban en el último escalafón, así que nadie los iba a contratar.

 

Ahora bien, esta actitud ha cambiado un poco, gracias a la música de y al reconocimiento internacional, y en gran parte debido a esa atracción exótica hacia los rastafaris. Por otro lado, también se les ha asociado con un perfil criminal, y aunque en algunos casos esto es cierto, a los verdaderos rastafaris, a los que siguen el espíritu y los principios del rastafarianismo, no les van las pistolas o las drogas. Fuman ganja pero no trafican con ella, y sin embargo se les ha colocado en esta categoría. Hay una diferencia entre un rastafari y un dreadlocks, un dreadlocks es un tipo que, como su nombre indica es «dread»3, es decir que lleva rastas pero no necesariamente tiene una conciencia espiritual o social. Hoy en día en Jamaica esto sigue existiendo, la música reggae es predominante en Jamaica y nos ha otorgado un montón de notoriedad y ganancias, pero la clase media que sigue controlando la sociedad y que tiene el poder de contratarte o largarte o de no contratarte siquiera, ellos son el perfil que realmente predomina en Jamaica, así que creo que este poema, treinta años más tarde, tiene todavía vigencia, ya que hay rastas o dreadlocks que tienen cualidades, talento y cualificaciones pero que no van a conseguir trabajo.

 

Muchas gracias por tus palabras, ¿te gustaría añadir algo más?

 

Simplemente añadir que siempre he escrito con una conciencia social y que trabajo con contenidos culturales. Si bien me gusta rendir homenaje a Jamaica, tampoco me interesa representar a Jamaica o al Caribe como ese lugar ideal o idílico. Mi trabajo trata de explorar algunos de los problemas sociales y culturales a los que nos enfrentamos, de ayudar a encontrar un camino para la autodeterminación en un sentido amplio y positivo.

Entrevista por: Elisa Serna Martínez

Fotografías: Mabel Echevarría, Inés Gamez

 

Enlaces de interés:

www.opalpalmeradisa.com

Blog de Adisa en español: https://sellingshells.wordpress.com/

Conferencia de Adisa en la IV Espiral Poética: http://yaiza.es/yaiza-acerca-la-cultura-antillana-a-traves-de-la-poesia

 

NOTAS

 1    La versión bilingüe de «Bumbu Clat» se puede encontrar en Selected Poems/ Poemas escogidos (Adisa y Serna-Martínez, 2015 p.16 Caribbean Visual & Performing Arts). Este poema aparece por primera vez, en versión original, en la colección Caribbean Passion, (Adisa, 2004 p.78 Peepal Tree Press).

2    El tema «Oh Bumbo Klaat» se editó en la versión europea del álbum Wanted Dread & Alive bajo la discográfica Rolling Stones, pero curiosamente no se incluyó en el álbum de idéntico título que EMI lanzó en América y Jamaica el mismo año.

3    Espantoso

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