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Skatalites: La inmortalidad de un clásico

Enviado por el 22 diciembre, 2015 – 19:00No Comment

skatalites-canibalCon este término podemos resumirlo todo: fue una noche clásica. El pasado miércoles 9 de diciembre, en la Sala Apolo de Barcelona, pudimos presenciar el retorno de los legendarios  a la ciudad condal, con todo lo que esto conlleva.

Los jóvenes A4 Reggae Orchestra se encargaron de poner fin al silencio y abrir la larga noche de música. Su sonido es fresco, límpio y pasmosamente exacto y original en los arreglos. El encuentro de estilos que mueve a esta banda lo impregna todo y lo convierte en algo irresistible al oído.

Todo empieza por la batería y el bajo, que caminan y avanzan tan juntos que parecen un solo instrumento. El teclista es la primera gran clave, con un sonido muy jazzy y una forma frenética de vivir y transmitir el reggae. Aquí hay que sumar a los Simon Brothers en la trompeta y el saxo, los pulmones de la banda (aparte de sus habilidades como MCs). Su sonido acompaña de lujo a la voz femenina, suave aunque llena de matices y personalidad. Esto contrasta a su vez con la voz masculina, espectacular y descaradamente soul, que queda perfectamente hermanada con el sonido rockero a lo Chuck Berry del guitarrista.

No faltó su conocida versión de la BSO de StarWars (que Chalart58 transformó hace ya meses en exquisito dub). Las grandes versiones siguieron: Mustang Sally, Perfidia, Lagrimas Negras… Contaron con la colaboración de un buen amigo de la banda, Alex Bass, y juntos levantaron el en la sala más de lo que algunos esperarían del grupo telonero. Y la conclusión es que más que un Warm Up fue toda una explosión, esta gente va llegar lejos y todos los que asistieron lo pudieron comprobar. Al día siguiente estrenaron álbum, trabajo excelente, por cierto.

Con la sala llena terminaron los A4 Reggae Orchestra, peró cuando Skatalites empezó, no cabía ni un alfiler. De hecho, más que empezar, los Skatalites estallaron, con el inicio de los vientos de FreedomSound que dio paso a la locura del público.

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Pudimos oír desde el primer minuto calidad de la mejor, en temas como James Bond Theme donde la sección vientos nos hizo viajar a Kingston y a Nueva Orleans a la vez, LatinGoesSka, dirigiendo el cohete a Latinoamérica, o Message to you Rudy (que la gran abundancia de rude-boys y rude-girls de la sala se tomaron como dedicatoria).

En temas como Rock Fort Rock se pudo disfrutar con manga ancha de la calidad de los dos miembros más ancianos, más veteranos y, a la vez, los únicos jamaicanos de la banda: Val Douglas al bajo eléctrico y Trevor “Sparrow”Tompson a la batería. Se marcaron un dubwise(ellos solos, mano a mano) que delató a los amantes del dub de la sala y a ellos mismos, como colaboradores en las grabaciones de los mismísimos ChannelOneSoundSystem. Más tarde, en las presentaciones de los miembros de la banda fueron los más aclamados.

Fue divertido y realmente emotivo oír dedicatorias a los primeros Skatalites de las primeras grabaciones en los solos de algunos de los temas más legendarios, por parte sobretodo del guitarrista, el trombonista, el trompetista y  el saxofonista (quien por cierto dejó frita a la audiencia con su control de la conocida técnica de la “respiración continua o circular”).  Aún quedan momentos que destacar como cuando el promotor de la banda se arrancó a cantar un Freestyle, que afinaba y rimaba con una calidad totalmente inesperada (en el mejor de los sentidos)  para alguien que nadie en el público esperaba ver aparecer en el escenario, o la demostración de potencia en Guns of Navarone, los bailes tribales del teclista en Confucious o la repetición del primer tema FreedomSound, cuando el público decidió unirse a la banda en el escenario (y los Skatalites permitieron hasta el final del tema).Garden of Love fue el último tema, que hizo brotar más de una lágrima (no de tristeza precisamente).

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En general fue un concierto de solos, de estribillos para corear y para hacer el monkeycon la gente a la que quieres.La sala sonó muy bien, y es innegable que por su aspecto de sala de baile de principios del siglo pasado, todo pareció mucho más auténtico y original, dejando también un recuerdo más emotivo (algo que en solo tiene la Sala Apolo). Big up, por lo tanto,para la organización del evento y la gente de Caníbal, que siguieron con la fiesta reggae-rocksteady-ska hasta tarde. Con los tiempos que corren, dan gusto noches y conciertos así.

Como reflexión, para concluir, quisiera destacar que la música instrumental (y los Skatalites en este caso como referente) tiene el don de ser internacional, por no tener más lengua que una melodía, que en cualquier lugar del mundo puede ser coreada como sea. Para la música de los Skatalites, las fronteras culturales y lingüísticas no suponen un problema, y los que cantan sus canciones con un “lololó”, sin saber muy bien cómo, se hacen amigos.

Miquel Pérez Terrón

Fotos: Cortesía Canibal

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