«The Country and The City». Crónica Buster Shuffle + Estallido
El título de una de las obras más conocidas del crítico de la cultura galés Raymond Williams nos viene como anillo al dedo. La noche del pasado 30 de noviembre, lo rural y lo urbano (pero también lo industrial y lo hipster) se dieron cita sobre el escenario de la Sala la [2] de Apolo, en Barcelona. Dos jóvenes propuestas, cada una a su manera. Dos formas muy distintas de incorporar los ritmos jamaicanos a un proyecto musical propio y singular. Olesa de Montserrat (Baix Llobregat, Barcelona) y Londres. Reggae rudo y con orgullo de periferia industrial frente a la sofisticación de la metrópolis colonial.
Fundada en 2015, Estallido se estrenó hace sólo unos meses en Móra d’Ebre (Tarragona). Desde entonces han actuado una decena de veces en diversos puntos de la geografía catalana que incluyen la Bisbal de l’Emporda (Girona), Manresa y, como no podía ser de otra manera, Barcelona ciudad. La juventud de la banda olesana tiene que ver, fundamentalmente, con la reciente incorporación de sus miembros a los ritmos sincopados. La formación se compone de músicos procedentes de grupos de cierto renombre en la escena underground catalana (Subterranean Kids o Motorzombies, entre otros). Sin ir más lejos el cantante, David ‘Difunto’ Abellán, es también vocalista de la banda death punk Re-Sonators. No constan demasiados casos de aterrizaje en el reggae por parte de músicos notablemente experimentados y con bagajes musicales muy distintos de los ritmos tropicales. Sólo por esto último merecen ser vigilados de cerca.
Los del Baix Llobregat presentaron un set reducido formado por diez temas que incluían composiciones propias como Cara a Cara o Funky Reggae (disponibles en su web). Otro de sus cortes que sonaron la noche del miércoles, Bootlickerman, reflexiona sobre las miserias del trabajo asalariado y la sumisión voluntaria a los dictados del capital. En general, mostraron actitud encima del escenario y una ejecución notable. Se les veía cómodos y disfrutando el beat jamaicano, pero en ocasiones daba la impresión de que presenciábamos un grupo de rock (auto) encorsetado en los previsibles patrones rítmicos del reggae. Su actuación fue breve, sin embargo hubo tiempo para una digna (y frenética) versión del clásico de John Holt Reggae From The Ghetto. Los de Olesa sufrieron el hecho de tener que hacer de teloneros (de un grupo que debutaba en Barcelona) un miércoles gélido a la hora de cenar. Al principio de la actuación se contaban más fotógrafos que público en general. El oficio manda y hay que actuar aunque sea para un mismo. Pero quizá sea oportuno valorar si merece la pena tocar temas que incluyen coros de las masas y la única –previsible- respuesta es el silencio. En ocasiones como esta, los pull up! sí que son un buen recurso.
Estallido dejó para el final la confirmación de lo que cualquiera sospecharía nada más verlos sobre el escenario. Sin Aggrolites quizá nunca hubieran decidido explorar los misteriosos caminos de la música jamaicana. Y, como no podía ser de otra manera, rindieron homenaje a la banda de Jesse Wagner con atrevimiento y un cover, en castellano, de Mr. Misery. Probablemente sea, precisamente, su actitud y su atrevimiento lo que les salve de ser considerados un simple clon de los californianos. Sea como fuere, creo que su veteranía les ha permitido evitar el mimetismo anglófilo (y estético) en el que estuvieron inmersas buena parte de las bandas de nuestro entorno que abordaron el skinhead reggae (rebautizado como Dirty o Aggro) a principios del siglo XXI. Con excepción, quizá, y sólo en lo que se refiere al idioma, de Los Granadians.
Y llegó el turno de Buster Shuffle. Los británicos, que visitaban por primera vez Barcelona y el estado español (en su gira incluyen Madrid, Alsasua y La Bisbal de l’Empordà), fueron presentados por la promotora, HFMN, como los nuevos Madness. Ambicioso, como mínimo.
Pese a la comprensible pompa publicitaria, es evidente que la formación encabezada por el virtuoso pianista Jet Baker no son los nuevos Madness. Tienen puntos en común, es innegable, pero también presentan diferencias significativas que les otorgan personalidad propia. Y es que si Buster Shuffle no son la reformulación del conjunto liderado por Graham ‘Suggs’ McPherson, es, simplemente, porque no lo quieren ser. Con tres álbumes en su haber (Our Night Out, 2009; Do Nothing, 2012 y Naked, 2014), los londinenses cuentan –además de Baker- con un contrabajista (Tim Conell), Terry Mascali a la batería, James Stickley (guitarra) y la corista Carrie Griffiths. El punto de ruptura importante, no sólo con Madness, sino con la práctica totalidad de bandas de la era Two Tone, es la ausencia de vientos y su clara disposición sobre el escenario como una banda de rock’n’roll. En contraste, sus letras costumbristas y -en ocasiones- banales les alejan aun más del compromiso antirracista y antifascista de The Specials o The Selecter… Su particular versión del nutty sound se aprecia mucho más en las grabaciones que en el directo, donde hacen gala de un saludable eclecticismo musical que, por desgracia, no goza de demasiados seguidores por nuestras tierras.
Llegados a este punto me veo obligado a abordar la gran cuestión. Una definición. Necesitamos etiquetar, darle una forma definida, a Buster Shuffle para colmar nuestro deseo –siempre egoísta- de encerrar lo que está vivo y darle un nombre. Vamos allá, pues. En mi humilde opinión, Buster Shuffle es una banda de rock ‘n’ roll aderezada con una pizca de britpop (por la apuesta estética) y una buena dosis de influencias jamaicanas que, en UK, pasan necesariamente por la época 2 Tone. No sólo el repertorio de su directo, sino también su desempeño sobre el escenario vienen a corroborarlo.
De la actuación propiamente dicha, además de temas propios como I’ll Get My Coat, Our Night Out o Naked (single de su último álbum homónimo), es obligado destacar la hiperversionada canción de Dandy Livingstone A Message To You Rudy donde el guitarra sustituyó dignamente el trombón del maestro Rico Rodriguez en la versión que grabó The Specials en 1979. Jet Baker, pianista consumado, tuvo su particular momento de gloria cuando la formación rindió tributo a Chuck Berry reinterpretando You Never Can Tell a un ritmo frenético y acabó tocando con los pies (al más puro estilo Jerry Lee Lewis). El público, ya entregado totalmente a los brazos de Buster Shuffle, finalizó la noche coreando Monkey Man, de The Maytals, una vez más, en una versión revolucionada que incluyó solos de contrabajo y batería.
Sea como fuere, el pasado día 30 pudimos disfrutar de dos propuestas musicales que no deberían dejar indiferente a nadie. Ambas formaciones propusieron, siendo fieles a su propio estilo, romper con cierta concepción homogénea (y, por otra parte, artificial) de los estilos oldies (Ska, Rocksteady, Early Reggae…) que forman parte de la cultura musical jamaicana. Valiente y necesario. Queremos más, por favor.
Texto: Isaac Arriaza
Imágenes: Angel «Mou» Sorroche.