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De lágrimas y de recuerdos (y de conclusiones). Último día en Rototom

Enviado por el 25 agosto, 2017 – 19:09No Comment

El área de cámping y el recinto, durante el día y a simple vista y sin prestar demasiada atención, no parece distinto a una multitudinaria jornada normal de cualquiera de los dos días anteriores. Pero hay que fijarse bien para darse cuenta de que, en realidad, detrás de cada sonrisa se esconde una tristeza (en cada caso mejor o peor disimulada) que significa algo muy simple: es el  último día de Rototom Sunsplash.

En cada rincón del recinto se llevaron a cabo las mismas actividades que se han llevado a cabo durante el festival, pero con un entusiasmo especial. Como traca final, los responsables y dinamizadores de distintas áreas (como Afrikan Village o Rotocircus por ejemplo) desfilaron por todo el recinto, acompañados por Borumbaia, la banda de batucada que ha encendido la mecha del Main Stage cada noche.

Y en el Main Stage concluyó la rúa dando paso a The Robotiks, una excelente y versátil backing band, con todo un séquito de estrellas del roots & culture. La guinda del pastel la pudimos ver a los controles del técnico de sonido, escondido tras el público: Mad Professor (o Ariwa, dando así al show el nombre de “Ariwa Jamaica Showcase”). El ya veterano dubmaster fue dando pinceladas de su característico estilo de mezcla durante todo el concierto (una de las experiencias musicales más peculiares y destacables de todo el festival). fue la primera en agarrar el micrófono, y con vigor nos regaló un Inna mi Blood que hizo cerrar los ojos y abrir las consciencias al público más comprometido. Luego le llegó el turno al padre del toasting y compañero de soundsystem del mismísimo King Tubby. Pese a su avanzada edad, U-Roy se desenvolvió en el escenario con la misma calma y familiaridad que en sus años como deejay con Tubby, con sus “Yeah… youknow?” y su amable y contagiosa sonrisa. Además de sus versiones más clásicas nos presentó también una degustación de su nuevo álbum con Mad Professor, demostrando la inmortalidad de su estilo. Sin respiro ni pausa, Big Youth recogió el testigo, para mostrarnos su temblorosa técnica vocal, con sus gritos desgarrados e incluso su momento de exhibir y agitar las dreadlocks (los tres caracteres citados son de vital e icónica importancia para la historia musical del reggae y sus repercusiones sociales y mediáticas). El concierto finalizó con momentos de los dos últimos cantantes juntos, mostrando la excentricidad en el vestir, el buen humor y el sentido del teatro propios del movimiento musical que los vio nacer como artistas al micro. Solo se echó de menos que Nadine también se uniera a ellos, una verdadera lástima.

La particular apuesta musical que apareció tras el elenco toaster” fue con creces más exitosa de lo que los más escépticos y dudosos esperaban. Amparanoia refrescó la mente y el oído de un público que, aunque quizá inconscientemente, parecía necesitarlo. Aunque pudiese parecer una programación arriesgada, una multitud de jóvenes (aunque ya lejanos y lejanas a la adolescencia, me atrevería a decir que de la misma quinta todos) inundó la pista del Main Stage para bailar y corear sus temas más conocidos y para disfrutar de su sonido mestizo. La rumba catalana, la cumbia, el reggae, el o el ska son influencias recurrentes en su música, entre tantos otros estilos que van y vienen. A todo esto y a un discurso desenfadado pero combativo se unió durante un tema Ben Jammin, cantante británico de la esfera barcelonesa a quien se ha echado de menos en el escenario estos últimos años, con su toasting claro, conciso y muy sentido.

Cabe destacar que Amparanoia fueron la banda más paritaria en cuanto al género que ha pasado por el Main Stage, conformada por cinco hombres y cuatro mujeres. Es de suma importancia para la programación de un festival con un (más bien moderado y tímido) discurso político de igualdad que la organización se plantee por qué esto ha supuesto una sorpresa en la dinámica general del line up (abro debate y cierro reflexión).

Luciano, con su explosiva voz y personalidad, condujo a la audiencia al fin del programa del escenario principal con el espíritu optimista, luchador y pedagógico que le abanderan como hijo del roots, hermano del dancehall y tío preferido del new roots. No faltaron solos de guitarra eléctrica o de piano, ni tampoco las melodías (emocionales a la par que emotivas) de sus mejores hits. Al margen de su prodigiosa voz Luciano es probablemente uno de los artistas más cálidos, entusiastas y cariñosos con el público de la escena jamaicana actual, de modo que se volvió en una de las clausuras de Main Stage más pasionales del festival (anclado ya para siempre en la memoria de quienes lo vieron y vivieron). Y no, no faltaron lágrimas.

En el Lion Stage pudimos ser testigos de otros momentos legendarios, empezando por la actuación de The Penguins, con su proyecto “Reggae Per Xics” que desató el forward del público más pequeño del festival. Niñas y niños disfrutaron de su momento de gloria con el repertorio de las canciones infantiles en catalán más clásicas, en ritmos de ska, rocksteady y early reggae (interpretados con alma, destreza y cachondeo a partes iguales). Sin duda una imagen digna recordar siempre que apetezca sonreír. Alex Bass y Adala (al que ya vimos la primera noche en la Dub Academy) tuvieron notoria presencia en su paso por el escenario, con dos actuaciones fantásticas y una backing band de infarto (se llaman The Same Song Band y The Cold December Band para cada artista respectivamente, con intención de captar mejor la esencia y el proyecto de cada uno, pero son la misma banda). Mientras la vertiente del primero es algo más alegre y luminosa, con toques dancehall, el segundo tiene un tinte un poco más oscuro y sufferah, más dado también al sonido dubwise. Lo que ambos mostraron en sus respectivos conciertos fueron un estilo vocal personal y trabajado, una buena comunicación con la banda y un show con temas  o con arreglos nuevos para sus temas más explosivos, siempre con constante interacción con un público que cada día les tiene más cariño.

 

En la Dub  Academy pudimos presenciar el que tal vez sea el cambio estructural-musical más relevante del festival. En lugar de los dieciocho scoops de Blackboard Jungle, pudimos ver y oír los sound systems de Sound (Sevi, su soundman, es programador y promotor de Dub Academy, lo que le convierte en el anfitrión) y OBF, en lo que se conoce como un Sound System Meeting. Por turnos (cada vez más cortos) fueron pinchando sus mejores temas y sus dubplates más poderosos, buscando la amistosa rivalidad de unos colegas soundmen con ganas de jugar un rato y forzándose mutuamente a usar su mejor arsenal con sonrisas vacilonas (un verdadero “friendly clash”, si tal cosa existe). Mientras en el set de OBF estaban presentes los artistas más cercanos a su entorno musical (como Charlie P y ), en el de Sound pudimos disfrutar de un Morodo agudo y espabilado con sus líricas. Omara Banton (hija de Sevi) agarrando el micro para cantar el tema Los Hombres del Mañana de Salda Dago, desatando el forward y encadenando por lo menos tres pull-ups. En la recta final de tune-fi-tune sonaron temas tan killers como el fresquísimo Time de Charlie P con OBF o el dubplate de para Sound Greenligh tAnthem. Eso si, se echó de menos la voz de Sr. Wilson en la cabina anfitriona, que perdió la voz tras su actuación de la noche anterior (cabe destacar que no es fácil mantener la calidad de la voz en el estrés y el ajetreo de un festival, y a veces resulta incluso imposible).

Y así terminó el Rototom Sunsplash número XIV, entre lágrimas, risas y abrazos entre artistas, organización y público. Si bien los cambios estructurales y los dobletes de varios artistas han marcado la edición de este año, que podría indicar ciertas dificultades económicas o logísticas que Rototom haya podido tener que afrontar (como por ejemplo la creciente fiebre de festivales de reggae, dancehall o sound system en Europa, más pequeños y sin expectativas tan eclécticas) la satisfacción ha vencido una vez más. Aun así, el público más comprometido (al que debemos la vida de esta música) tiene sus demandas en lo que disfrutar de esta música se refiere. Intentaré resumirlo.

La protagonista innegable de este festival es la música jamaicana. Esta es hoy en día reconocida y considerada música de “culto”, lo que inevitablemente convierte a Rototom en un encuentro musical de “culto”. Eso significa que un modo de ocio ignorante, inconsciente y enajenado puede ofender y resultar una falta de respeto intolerable. Dicho de otro modo: la Dancehall no es un lugar donde buscar a cualquier chica con el ansia y la mano larga del fin del mundo, y quien ama esta cultura y la baila, profesionalmente o como amateur, se ha sentido constantemente ofendida y ofendido por el comportamiento de la “testosterona con patas”. Una verdadera lástima.

Del mismo modo, Dub Academy es tomada por una creciente audiencia como una “mega-rave”sin ley (en referencia a las peores y más tópicas connotaciones del término, sin querer herir sensibilidades) donde experimentar sin responsabilidades con las drogas y con el límite de la paciencia de artistas y público. Desde el colectivo artístico, se subraya que cada uno y cada una haga lo que considere y le apetezca siempre y cuando no conduzca a faltar al respeto, ni a los músicos ni al público ni a nadie (para muchísima gente, cada sesión es un encuentro solemne y muy muy serio).

Dicho esto, ahora sí, merece especial mención toda la asistencia que disfrutó y vivió la fiesta al 100% con respeto, tolerancia y con una sonrisa honesta y sincera, que por suerte un año más ha resultado ser la mayoría. A todos ellos y ellas, a trabajadores y trabajadoras, a voluntarios y voluntarias, a la organización y al colectivo artístico, gracias por un año más de entusiasmo por la música y de esfuerzo por amor a esta. Gracias, de todo corazón.

Texto: Miquel Pérez

Fotos: Raquel Antúnez

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